SAN BARTOLOMÉ, EL RAYO DE VENUSTIANO CARRANZA. CREENCIAS RELIGIOSAS Y RITUAL AGRÍCOLA ENTRE LOS TOJOLABALES DE BUENAVISTA BAWITZ, CHIAPAS

SAINT BARTHOLOMEW, THE RAY OF VENUSTIANO CARRANZA. RELIGIOUS BELIEFS AND AGRICULTURAL RITUAL BETWEEN THE TOJOLABALES OF BUENAVISTA BAWITZ, CHIAPAS

Juan Martín Coronel Lara

Licenciatura en Antropología Social Universidad Autónoma de Chiapas
Facultad de Ciencias Sociales, Campus III San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México.

Yanchenchabuk1993@gmail.com

DOI: http://dx.doi.org/10.31644/IMASD.20.2019.a07

Recepción: Octubre 04, 2017 Aceptación: Enero 23, 2019 Publicación: Junio 01, 2019

Resumen

Los tojolabales de Buenavista Bawitz, en el estado de Chiapas, efectúan a lo largo del año un circuito de peregrinaciones a diversos puntos sagrados de la entidad que tiene como propósito fundamental impetrar las lluvias a los santos-Rayo. A partir del estudio del ritual y de la cosmovisión examinaremos la imagen de san Bartolomé, patrón de Venustiano Carranza al que los tojolabales visitan en abril de cada año. Veremos como su capacidad en el manejo del clima deriva de una serie de concepciones: su facultad para transmutar en Rayo y su asociación con los cerros y el maíz.

Palabras clave: ritual, cosmovisión, rayo, cerros, maíz

Abstract

The Tojolabales of Buenavista Bawitz, in the Chiapas state, make throughout the year a circuit of pilgrimages to different sacred points of the entity which has as fundamental purpose to impretrate the rains to the ray-saints. From the study of the ritual and the worldview we will examine the image of Saint Bartholomew, patron of Venustiano Carranza wich is visited by Tojolabales on april of every year. We will see how its climate management capacity derive of a series of conceptions: its faculty of transmuting in ray its association with the hills and the corn.

Keywords: ritual, worldview, ray, hills, corn

Introducción

En las siguientes líneas se examina esquemáticamente la figura divina de San Bartolomé, santo tutelar de Venustiano Carranza (Chiapas), a partir del estudio de la vida ritual de los tojolabales de Buenavista Bawitz. Los habitantes de esta última comunidad, ubicada en el municipio fronterizo de Las Margaritas, acuden anualmente en romería a la ciudad de Venustiano Carranza, en el mes de abril, para depositar ofrendas y dirigir plegarias a esta entidad sobrehumana como parte de un circuito más amplio de romerías que realizan a diversos sitios sagrados del estado de Chiapas y que tienen como finalidad central impetrar las lluvias y la fertilidad agraria a las deidades responsables del manejo del clima. Se enfatiza, sobre todo, sus atributos acuáticos: su vínculo con los cerros, el rayo, la lluvia y el maíz en el marco de la cosmovisión mesoamericana.

El contenido central del artículo se estructura en siete apartados. En el primero se describe grosso modo las características generales de las romerías que practican diversas poblaciones de los municipios fronterizos de Chiapas para luego bosquejar en el apartado siguiente el papel que cumplen las que tienen como destino el santuario de San Bartolomé. Posteriormente, se examina el ciclo de romerías tal y como la practica nuestra comunidad estudiada y luego se señalan algunos de los aspectos más importantes de la romería que tiene como destino Venustiano Carranza, sobre todo se hace énfasis en la importancia calendárica que esta cumple. En los últimos apartados se describen los ritos que se desarrollan en honor a san Bartolomé y el complejo de creencias que se asocian a su figura divina. Finalmente a través de un ejercicio de etnografía comparativa se pasa revista a una serie de creencias compartidas por varios pueblos mayances de Chiapas según las cuales, y al igual que como sucede con los tojolabales de Bawitz, los santos patronos son considerados Rayos.

Veremos cómo las hagiografías canónicas de los santos que nos ocupan han sido reelaboradas por los indígenas mayances en un marco caracterizado por las condiciones de vida campesina en la que viven. San Bartolomé en particular, y una serie de santos en general son, ante todo, entidades que tienen la capacidad de controlar los fenómenos meteorológicos, a través de la facultad que poseen para nahualizarse en Rayo, lo que explica, en parte, la importancia fundamental que le atribuyen los fieles para la propiciación de las lluvias.

Metodología

Esta investigación es de carácter cualitativo (Hernández Sampieri, Fernández-Collado y Baptista Lucía, 2014) y se emplearon sucesivamente como estrategias metodológicas el método etnográfico (Guber, 2001) y el comparativo (Tonon, 2011). En el ámbito etnográfico, la recolección de los datos se realizó recurriendo a las técnicas de Observación Participante y a la Entrevista Etnográfica (Guber, 2011). Se observó y se participó en el ritual que llevan a cabo los tojolabales de Bawitz en honor a san Bartolomé, en los años 2015 y 2016. Las entrevistas, cerca de una docena, se llevaron a cabo, mayoritariamente, durante la estadía de los ritualistas en aquella ciudad y se centraron en indagar sobre todo en las ideas religiosas en torno a san Bartolomé y en menor medida en aspectos referentes a la organización religiosa de las romerías y en los ciclos agrícolas y estacionales de la región de Bawitz. A partir de la amistad que he establecido con algunos romeristas he visitado Bawitz en varias ocasiones, a partir de marzo de 2016, en donde también he efectuado entrevistas referidas a las mismas líneas temáticas. Los datos obtenidos de estas actividades han sido registrados en notas de campo que he podido levantar in situ y en diarios de campo que regularmente redacté al final de la jornada de campo. Fue fundamental emplear aparatos electrónicos para el registro de las entrevistas; asimismo se han capturado varias decenas de fotos que, aunado al resto de datos, han constituido la base de nuestro análisis etnográfico. Para contextualizar nuestro estudio fue importante llevar a cabo una revisión minuciosa de la literatura histórica y antropológica sobre las romerías del área fronteriza de Chiapas. Este ejercicio metodológico fue fundamental para la redacción de nuestros apartados uno y dos.

Para incluir en el estudio un segundo plano de análisis recurrí al método comparativo. Simultáneo al proceso de análisis de mis datos etnográficos, en que fui comprendiendo la serie de creencias y prácticas religiosas vinculadas a San Bartolomé, inicié la búsqueda y revisión de literatura etnográfica sobre la vida religiosa en el área maya de Chiapas. Este proceder metodológico incluyó el análisis de cerca de 50 textos entre libros, capítulos de libros y artículos especializados. Busqué entre este considerable corpus información sobre prácticas y creencias análogas a las registradas en mi trabajo de campo o, mejor dicho, consideré una variable única: los pueblos mayas de Chiapas en que se concibe a los santos patronos, con poder de Rayo. De esta manera fundé mi actividad comparativa privilegiando las semejanzas por sobre las diferencias. Los textos que cumplieron con la variable fueron estudiados conjuntamente y en relación con los resultados de mis pesquisas etnográficas. Concordando con lo dicho por Alejos García (2018) en torno a las ambivalencias y contradicciones entre "el modelo y la praxis" he de señalar que soy consciente de la

Existencia concreta de una diversidad de significados del ritual entre los participantes (…) incluso divergentes y conflictivos (…) pero también reconozco un plano de abstracción en la cultura misma en donde se condensan ideas fundamentales de la cultura (…)

En tal sentido, es importante aclarar que esta propuesta de estudio se ubica en determinado plano de abstracción de la cultura, reconociendo los enormes cambios, históricos y contemporáneos, así como las diferencias de nivel entre los relatos mitológicos, el canon ritual y la "realidad concreta" donde los fenómenos pueden aparecer lejanos del modelo planteado e incluso contradecirlo, como podría ser el caso de los "fieles o de la "comunidad"; la narrativa mitológica puede presentar versiones contradictorias, o haber desaparecido, o no ser vinculada por los pobladores a las actividades festivas, o puede coexistir rituales nuevos, o suceder conflictos internos relacionados con el rechazo a "las tradiciones", etcétera. En mi opinión, estos fenómenos no contradicen necesariamente al modelo abstracto, sino que se ubican en un plano distinto de la vida cultural, siendo su distancia o cercanía puntos de referencia respecto del modelo mismo. (p.141)

Por último, juzgo conveniente, sin pretender ahondar en los extensos e inagotables debates epistemológicos referidos al vínculo entre teoría y método1, destacar en este apartado que la investigación, tanto en su dimensión etnográfica como en su nivel comparativo, tuvo como referente teórico los conceptos de cosmovisión y de ritual propuestos por Broda (1991, 2001) y López Austin (1996, 1998) en sus estudios sobre la religión en las sociedades mesoamericanas. La primera autora define la cosmovisión como: "la visión estructurada en la cual los miembros de una comunidad combinan de manera coherente sus nociones sobre el medio ambiente en el que viven, y sobre el cosmos en que situaban la vida del hombre" (Broda, 1991: 462). Su estudio "plantea explorar las múltiples dimensiones de la percepción cultural de la naturaleza" (Broda, 2001: 16). La cosmovisión, nos dice López Austin (1996) es un hecho histórico, es una creación social producto de las relaciones cotidianas del hombre con la naturaleza: "como hecho histórico es un producto humano que debe ser estudiado en su devenir temporal y en el contexto de las sociedades que lo producen y actúan con base en él" (472).

Entendemos, mientras tanto, por ritos religiosos "toda práctica fuertemente pautada que se dirige a la sobrenaturaleza" (López Austin, 1998: 6). El rito implica un acto de comunicación. Los ritualistas, a través de las expresiones verbales y no verbales pretenden entablar un diálogo con las divinidades. Los ritos tienen fines precisos: se busca afectar la voluntad de los dioses (López Austin, 1998). En tanto el ritual es un hecho social, es acción, su ejecución refleja las concepciones del mundo de sus practicantes. El rito "expresa de manera empíricamente observable la cosmovisión". Según expresa Broda (2001) el ritual establece el vínculo entre las concepciones abstractas proporcionadas por la cosmovisión y los hombres concretos. Implica una activa participación e incide sobre la reproducción de la sociedad.

Las romerías del área fronteriza de Chiapas

Originado en las primeras décadas del siglo pasado, el k´u´anel, como se le denomina en lengua tojolabal a la romería, sigue constituyendo una actividad central en la vida religiosa de varias comunidades campesinas de los municipios fronterizos de Chiapas. Un breve compendio de los trabajos antropológicos e históricos que han estudiado desde diferentes perspectivas esta manifestación religiosa debe incluir a Ruz (1990 [1982]), Adams (2005 [1988]), Gómez Hernández y Pinto López (1998), Gómez Hernández (2000, 2012), Guzmán Coronado (2001), Moreno Muñoz (2001), Chavarochette (2004), Cuadriello Olivos (2008) y más recientemente Straffi (2015) y Nájera Castellanos (2016).

Sobre el origen de esta práctica existen diferentes opiniones entre los investigadores. Mario Humberto Ruz (1990) señala en su clásico estudio sobre los tojolabales, que la romería en honor a San Bartolomé de Carranza surgió en la década de 1930 y posterior a la de Santo Tomás de Oxchuc la que se habría instaurado en 1919 después de una sequía que azoló a la región fronteriza. La de San Bartolomé habría surgido luego de que los devotos pusieran en duda la efectividad de Santo Tomás en sus funciones de propiciador de las lluvias.2

Por otro lado, parece ser que la romería a San Mateo Ixtatán, en el departamento guatemalteco de Huehuetenango, es aún más antigua que las dos anteriores. Según Straffi (2015) quien efectuó trabajo de campo etnográfico con los romeristas de ascendencia tseltal de La Trinitaria, don Juan, uno de sus informantes, le comentó que antaño, en la "Casa de Junta" se custodiaba un cuaderno con registros desde 1910 de la romería a San Mateo. En la actualidad dicho libro se encuentra extraviado. Don Teófilo, un anciano de 86 años -Straffi efectuó la mayor parte de su investigación entre 2009 y 2011- comentó al antropólogo que su abuelo, quien murió de 110 años cuando don Teófilo era aún joven, le contaba que tampoco él había presenciado el origen de esta romería. Estos datos etnográficos han llevado a Straffi (2015) a considerar que la romería a Ixtatán pudo iniciarse alrededor de 1860 aunque no hay evidencias históricas que lo respalden.

Las romerías, que parten sobre todo de comunidades agrarias de los municipios de Las Margaritas, Comitán, La Trinitaria y La Independencia tienen como destino los santuarios de santos, vírgenes y cristos que son considerados dadores de lluvia, a lo largo y ancho de una compleja geografía ritual que incluye sitios de peregrinaje en Chiapas y aun del vecino país de Guatemala. En este sentido, las fechas calendáricas en que se desarrollan las ceremonias se correlacionan comúnmente con los ciclos estacionales y del maíz.

En la actualidad varias cuadrillas procedentes de estos municipios, en fechas y con destinos de peregrinaje diversos, realizan por separado las romerías, pero antes no fue así. Por los trabajos pioneros de Adams (2005) y Ruz (1990) sabemos que hasta finales de la década de los setentas, las comunidades participantes se aglutinaban en una sola corporación bajo la dirección de los rezadores tseltales de La Trinitaria. Los conflictos surgidos por aquellos años culminó con la desintegración de la numerosa comitiva dando lugar a la formación de varios contingentes menores, proceso que continua hasta nuestros días, a más de que varias comunidades han abandonado en las últimas décadas esta costumbre ritual. La escisión mayor se produjo cuando varias comunidades de filiación tojolabal, limítrofes a la ciudad de Comitán, formaron otra agrupación prescindiendo desde entonces de los especialistas religiosos de La Trinitaria (Straffi, 2015).

A esta agrupación que se separó del contingente "original", Straffi (2015) lo llama "Organizadores de romerías de Villahermosa Yalumá" por ser en esta última comunidad donde residen actualmente los principales encargados. Según la versión de uno de sus miembros, su fundador, don Hermenegildo, era originario de la comunidad de Los Riegos, conurbada a Comitán y fue por una pelea con el rezador de La Trinitaria durante una romería a Venustiano Carranza que decidió abandonar el grupo y crear otro (Straffi, 2015). Lamentablemente no se menciona el año en que ocurrió tal acontecimiento (Figura No. 1).

Son precisamente estas dos corporaciones religiosas: por un lado la de los "Organizadores de romerías de La Trinitaria" y por el otro, la de los "Organizadores de romerías de Villahermosa Yalumá" las más importantes en cuanto hace al número de comunidades que las integran3. Además son las que se han reportado durante los últimos años en los estudios sobre las romerías; sin embargo, a más de estos grupos, existen otros procedentes de los municipios de Las Margaritas y de La Trinitaria, que por propia cuenta efectúan el circuito de romerías para pedir lluvias y que, a saber, aún no han sido reportados en la literatura etnográfica.

Es precisamente de uno de estos contingentes del que aquí hablaremos. En los últimos años he dado seguimiento a las cuadrillas de romeristas que llegan a la ciudad de Venustiano Carranza entre los meses de marzo y mayo, específicamente he documentado la presencia de los devotos procedentes de Buenavista Bawitz. Hoy en día es difícil determinar cuántas comunidades de la región fronteriza continúan practicando las romerías y cuántas agrupaciones existen.

Las romerías con destino a Venustiano Carranza

Venustiano Carranza es uno de los centros de peregrinación que forma parte del ciclo de romerías de varias comunidades campesinas, aun cuando en las últimas décadas el número de individuos que asisten a ellas ha venido a menos.4 Instituida en los años treinta del siglo pasado en honor a san Bartolomé, esta romería parece ser la tercera en antigüedad practicada por habitantes de la región fronteriza, solo después de la de san Mateo en Ixtatán y la de santo Tomás en Oxchuc (Ruz, 1990).

Cuando Walter Adams (2005) efectuó su trabajo de campo en 1977, antes de la disgregación de los peregrinos, registró que la numerosa comparsa realizaba:

(…) cinco romerías al año (…) La primera es a San Mateo Ixtatán, Guatemala, corresponde al segundo viernes de cuaresma. La segunda a Nuestra Señora [finca ubicada a pocos kilómetros de la cabecera municipal de La Trinitaria] (…), se realiza el 22 de marzo. El 11 de abril los romeristas visitan a santo Tomás, en Oxchuc; y el 26 de abril veneraban a san Bartolomé y a otros santos en Venustiano Carranza. La última romería es hacia las Margaritas, el 11 de julio (94).

Ahora bien, este investigador mencionaba en 1988 -año de la publicación de su artículo en inglés, es decir, 11 años después de su investigación de campo- que la romería a Venustiano Carranza se había efectuado por última vez en 1977. Según este autor, el motivo de la suspensión de la peregrinación se debió a que los habitantes de esta última ciudad impedían a los asistentes llegar con flores, antes bien, los locales querían monopolizar su venta. De esta forma el encargado tseltal de La Trinitaria excluyó este punto de peregrinaje del ciclo ritual anual (Adams, 2005).

Cierta o no esta versión, lo importante de destacar es que con seguridad Walter Adams (2005) obtuvo esta información de los especialistas de La Trinitaria con quienes desarrolló su investigación etnográfica, sin embargo considero que la fecha 1977 se trata del final o bien de los últimos años de la peregrinación a Carranza de parte de los "Organizadores de romerías de La Trinitaria" que no del resto de comunidades.5

En efecto, lo que sí está claro, es que con la división de los peregrinos en dos bloques se modificaron los destinos de peregrinación, así, los de "La Trinitaria" dejaron de asistir a Venustiano Carranza, mientras los de "Yalumá" continúan efectuando la peregrinación hasta el día de hoy. Este hecho no ha pasado desapercibido entre los pobladores de Carranza quienes aún recuerdan que antaño "esta romería tenía muchos participantes mientras ahora ´se hicieron pocos´" (Straffi, 2015: 427).

Nada extraño es que las comunidades que siguen impulsando la romería a Venustiano Carranza son, sobre todo: Yalumá, Yaxhá, Los Riegos y Señor del Pozo a poca distancia todas, de la ciudad de Comitán. Mario Humberto Ruz (1990) indica, que en la década de los treinta cuando se integró esta ciudad al ciclo anual de peregrinaciones "fueron las colonias limítrofes al municipio de Comitán, las más cercanas al pueblo de Carranza, quienes se encargaron de propagar las virtudes de San Bartolomé" (228). En este sentido también Straffi (2015) reporta la importancia que este culto tiene para los devotos que integran el grupo de "Yalumá" y apoya lo dicho por Ruz (1990).

Otro aspecto de la romería dedicada a San Bartolomé que ha sido documentado por varios investigadores (Ruz, 1990 [1982]; Adams, 2005 [1988]; Díaz de Salas, 1995; Gómez Hernández, 2012; Moreno Muñoz, 2001; López, 2013; Straffi, 2015; Nájera Castellanos, 2016; entre otros) son los ritos que se desarrollan en el cerro sagrado, en cuyas faldas se sitúa la ciudad de Venustiano Carranza, conocido comúnmente por los romeristas de "Yalumá" con el nombre de "El Volcán". En la actualidad estas ceremonias gozan de una importancia central para este último contingente y se efectúan durante los primeros días de mayo y luego de la fiesta católica de la Santa Cruz, festividad con la que se ligan tales ritos.

Por otra parte, también un reducido contingente de la comunidad de San Diego, perteneciente al municipio de La Trinitaria, acude desde hace aproximadamente 15 años a hacer ofrendas a san Bartolomé en su iglesia y a celebrar ritos en el cerro sagrado. Los campesinos ladinos de esta población, dedicados sobre todo al cultivo del maíz de temporal, arriban a Venustiano Carranza durante la última semana de abril, días antes de la fiesta de la Santa Cruz.

Esta romería; sin embargo, incluye a pocos individuos y contrario a los otros contingentes que llegan a la ciudad, no es de carácter comunitario. Así es, la organizan de manera particular algunos hombres sin intervención de las instancias políticas y religiosas de la comunidad. Años atrás el número de individuos que participaban era en promedio 20, pero en 2016 disminuyó integrándose el grupo por 11 personas: cinco mujeres y seis hombres. La tercera y última agrupación que peregrina a Venustiano Carranza, aunque la primera en hacer su arribo, es la de Buenavista Bawitz. De esta comunidad hablaremos en los siguientes apartados.

El ciclo de romerías de Buenavista Bawitz

El calendario de Bawitz incluye seis peregrinaciones anuales. El orden de visitas se da de la siguiente forma: 1) k´u´anel al Padre Eterno, La Trinitaria (febrero); 2) k´u´anel a santo Tomás, Oxchuc (marzo); 3) k´u´anel a san Bartolomé, Venustiano Carranza (abril); 4) k´u´anel al "Señor del Trapichito", Tulancá municipio de Amatenango del Valle (fines de abril o principios de mayo); 5) och nichim al Padre Eterno, La Trinitaria (mayo o junio) y 6) och nichim6 a santa Margarita, Las Margaritas (11 de julio) (Figura No 2).

Esta actividad, al menos como se practica en Bawitz, involucra a prácticamente todos los miembros de la comunidad -aun cuando solo un pequeño contingente peregrina- y legitima su pertenencia a ella. En efecto, cada jefe de familia tiene que cooperar 50 pesos por cada una de las seis peregrinaciones. Hay sin embargo, una excepción con seis familias "que no son católicas" y a las cuales se les ha establecido una cuota de 100 pesos por cada peregrinación, el doble de dinero que el resto de familias, esto "por no involucrarse en ninguna de las actividades". El dinero colectado, previo a cada salida, es depositado en manos de los especialistas rituales que son la voz de la comunidad durante las plegarias de petición de lluvias y se emplea básicamente para la compra de las ofrendas comunitarias.

Para efectuar el circuito de visitas hay seis grupos permanentes que van rotándose anualmente los puntos de peregrinación. Cada comitiva se integra por 25 individuos, pero, antes de realizar cada peregrinación se invita a las personas de la comunidad que quieran participar ya por una deuda ya por alguna petición particular que deseen hacer a la entidad sagrada visitada.

Por último, hay que señalar que el ciclo de peregrinaciones es organizado por "el grupo de catequistas", representantes de la institución católica oficial en la comunidad. Los catequistas son a la vez los responsables de encabezar cada grupo. Por ejemplo el rezador de 2016 que encabezó la romería a Venustiano Carranza, don Antonio de 55 años, es a la vez catequista aunque esto no excluye que comparta elementos comunes de la concepción del mundo con el resto de tojolabales.

La romería de Buenavista Bawitz a Venustiano Carranza

Como ya se adelantó, aquí tomaremos como referencia etnográfica la romería en honor a san Bartolomé, patrón de Venustiano Carranza, que año con año lleva a cabo una cuadrilla de tojolabales de Buenavista Bawitz, comunidad perteneciente al municipio de Las Margaritas. Ambas localidades se encuentran no muy lejos de la frontera con el vecino país de Guatemala y cercanas a la ciudad de Comitán de Domínguez.

Durante el mes de abril y determinada por la fecha movible de Semana Santa7, los romeristas, designados por la comunidad, recorren en vehículos en un tiempo aproximado de dos horas, los 120 kilómetros que la separan del centro de peregrinación (Fig. No. 3). En este sentido, el desplazamiento de los ritualistas, antaño efectuado a pie, se caracteriza por el descenso gradual que va de las tierras templadas del Altiplano Central, donde se ubica Bawitz (1710 msnm), a las fértiles y cálidas tierras de los Valles Centrales en cuyas inmediaciones, sobre las faldas de una elevación orográfica, se halla Carranza (780 msnm). En efecto, esta última ciudad es fácilmente ubicable desde diferentes puntos geográficos por estar asentada sobre las laderas de una de las escasas elevaciones que, desprendida del Altiplano, se adentra a la región conocida como Valles Centrales (Viqueira, s.f.) (Fig. No 4).

Estas características particulares del paisaje local de Venustiano Carranza han sido un referente fundamental en la construcción del complejo de creencias de los indígenas tojolabales. El cerro donde se asienta Carranza es considerado un espacio sagrado por los romeristas en tanto lo vinculan con San Bartolomé (Fig. No. 5).8 El culto a este santo fue introducido por los frailes de la Orden de Santo Domingo desde la fundación del otrora pueblo de San Bartolomé de Los Llanos -nombre con el que se conoció hasta 1934 a Venustiano Carranza-, a mediados del siglo XVI (Calnek, 1990; Morales Avendaño, 1985).

Por otra parte, hay que señalar que Buenavista Bawitz es una pequeña localidad que no sumaba, en 2010, los 800 habitantes, la mayoría de ellos, alrededor del 84%, lo constituían hablantes de la lengua tojolabal (INEGI, 2010). Como en toda la región de estudio, la vida social es determinada en parte por la actividad económica del cultivo del maíz. Los campesinos de Bawitz practican la agricultura de temporal. La siembra del maíz tiene lugar entre los meses de febrero y marzo. Las precipitaciones pluviales durante estos meses son escasas; sin embargo las lluvias esporádicas sostienen la planta de maíz, la que en abril "ya viene criando". Este último mes constituye sin lugar a dudas un periodo crucial en el ciclo de este cultivo, pues urge, cuanto antes, que las lluvias se establezcan con regularidad para evitar riesgos de pérdida.

La romería dedicada a san Bartolomé se enmarca en este contexto calendárico. Las secuencias rituales, en que se incluyen los rezos, las plegarias, las ofrendas, la música de tambor y flauta etc.; están encaminadas, tal y como lo afirmaron insistentemente nuestros informantes, a conseguir el establecimiento de las lluvias. El santoral católico marca el 24 de agosto como la fecha de celebración de este santo; no obstante para los tojolabales entrevistados esta fecha no parece tener una significación tal, como tampoco la hagiografía canónica del santo.9 San Bartolomé es, ante todo, una entidad sobrehumana con poder de Rayo, como veremos más adelante.

El ritual agrícola10

Preliminares

Los romeristas dedican un fin de semana, los días sábado y domingo, a esta práctica religiosa. La comparsa, que en 2016 se integraba por cuarenta y seis miembros,11 es dirigida por el rezador, especialista religioso encargado de establecer comunicación con San Bartolomé durante los ritos. Lo auxilia un reducido grupo de hombres, quienes cumplen tareas relacionadas con las ofrendas colectivas; tales como su traslado y su ofrecimiento. Un tercer subgrupo de hombres, quienes marchan al frente de las procesiones, se encarga de portar las banderas ceremoniales; una mayor y la otra menor las cuales llevan inscritas el nombre de la localidad, y también de ejecutar la música ritual empleando para ello dos tambores grandes, tres pequeños y una flauta de carrizo. Las mujeres, que no descuidan a los niños, entonan la segunda voz durante los rezos que dirige el rezador. Algunos hombres más sin cargo aparente, completan la comitiva.

En tanto, las ofrendas colectivas: velas, cirios, veladoras, incienso, cohetes y flores; constituyen el elemento de intercambio con San Bartolomé, formas rituales desarrolladas por los tojolabales que persiguen obtener la gratitud de este y con ello merecer recompensa, es decir se trata de un claro ejemplo de lo que Mauss (2009) ha denominado Don y Contradon. Estas ofrendas han sido compradas con dinero que días atrás cada familia de Bawitz ha tenido que cooperar como parte de sus obligaciones y responsabilidades pero también de los beneficios que obtiene al formar parte de la comunidad.

Inicio del rito y primera parte del discurso ritual. El domingo 10 de abril por la mañana12 los romeristas se trasladan en procesión ritual desde el templo de San Pedro, donde pernoctaron la noche anterior, hasta la iglesia de San Bartolomé.13 Luego de caminar por unos minutos las principales calles de la ciudad, ingresan al interior del templo, dando con ello inicio formalmente a las ceremonias dedicadas a san Bartolomé (Fig. No. 6). Inmediatamente todos, excepto los hombres sin cargo, se hincan frente a la imagen del santo, la cual se encuentra depositada en la cúspide de un ciprés neoclásico, en el altar mayor. El rezador procede a ejecutar "rezos y alabados" en español que duran unos pocos minutos (Fig. No. 7). Los músicos, mientras tanto, continúan ejecutando fuera de la iglesia.

Ofrecimiento de las ofrendas comunitarias

Al concluir los "rezos y alabados que están dedicados a nuestro señor San Bartolomé", el rezador y sus auxiliares colocan las ofrendas comunitarias frente al santo, debajo del arco toral que divide la nave y el altar mayor de la iglesia. Se ofrendan 30 veladoras y cuatro cirios ordenados en cuatro filas, y a los costados se colocan dos ramos de flores. Las ofrendas son prendidas por el auxiliar de mayor edad (Fig. No. 8). Durante esta operación, el resto de ritualistas, sentados en las bancas de madera que se hallan dispuestas en la nave de la iglesia, sostienen velas en la mano y efectúan peticiones personales al santo. Posteriormente estos colocan sus velas, ya consumidas en parte, a un costado de las ofrendas comunitarias. Los músicos han dejado de tocar.

FIGURA No 6. Comparsa de peregrinos rumbo a la iglesia de San Bartolomé. Fuente: Archivo personal FIGURA No 7. Los romeristas dirigen rezos frente a San Bartolomé. Fuente: Archivo personal FIGURA No 8. Uno de los ancianos encendiendo las veladoras y los cirios frente al santo. Fuente: Archivo personal

Las plegarias de petición de lluvias

Solo cuando las ofrendas comunitarias han sido prendidas en su totalidad y a una indicación del rezador, las mujeres se congregan junto a las ofrendas y se hincan frente a san Bartolomé. El rezador dirige de nueva cuenta "rezos y alabados" en español. Al concluir, da comienzo a las plegarias. Este acto ritual, que se ejecuta exclusivamente en lengua tojolabal, constituye sin duda el momento de mayor peligro de la romería. Asimismo, de cierta manera, es la culminación de un proceso ritual que involucra, directa e indirectamente a todos los miembros de la comunidad. El especialista ritual, quien se vuelve la voz de la comunidad, interpela a San Bartolomé, con cierta subordinación, que envié las lluvias necesarias para el maíz y que proteja de enfermedades a los habitantes de Bawitz. Las plegarias duran entre tres y cuatro minutos. Al concluir, los participantes se persignan (Fig. No 9).

Fin de la romería

Los tojolabales retornan en procesión ritual al templo de San Pedro. Se desarman las banderas y se guardan los instrumentos musicales. Parten de regreso a su comunidad con la satisfacción de que han cumplido con sus obligaciones, esperando con ansias, en el mejor de los casos, el establecimiento de las lluvias.

FIGURA No 9. La comitiva en el momento de las plegarias de petición de lluvias. Fuente: Archivo personal

El complejo de creencias en torno a San Bartolomé

En julio de 1961, el antropólogo Marcelo Díaz de Salas (1995) sostuvo una entrevista con el tsotsil Bartolo Sabanillo, durante su estadía de campo en Carranza. En ella, Bartolo le habría comentado que los habitantes de este pueblo creían que los romeristas tojolabales, quienes desde entonces acudían en mayo a efectuar ceremonias en la cumbre del cerro sagrado, buscaban llevarse a sus tierras "el espíritu del agua". Este hecho explicaba, decía su informante, que las precipitaciones pluviales hubiesen disminuido en toda la región durante los últimos años. Dos años antes de la entrevista, si debemos creerle a Sabanillo, los ancianos Principales de Carranza celebraron a media noche en la cima de dicho cerro un ritual para "llamar de vuelta al espíritu del agua", esto luego de que uno de los ancianos soñara que los romeristas lo habían extraído de su interior.

A más de cinco décadas de este relato esta concepción continúa vigente. Hace varias décadas que los Principales de Carranza14 prohibieron a las cuadrillas de romeristas ascender al cerro antes de las ceremonias agrícolas que los pobladores locales llevan a cabo en dicha elevación, el sábado posterior a la fiesta de la Santa Cruz. En 2016, un músico religioso tsotsil se indignó al enterarse de que un reducido contingente procedente de San Diego, La Trinitaria, ascendió al cerro el 26 o 27 de abril. Como esta agrupación no emplea tambores ni banderas, ni quema cohetes, su presencia ha pasado casi desapercibida en los últimos años. Lo anterior explica por qué los tojolabales de Bawitz, quienes reconfiguraron su ciclo de peregrinaciones de manera independiente en los años noventa, tengan vetado ascender al cerro en abril.15 La versión tojolabal de este hecho coincide a grandes rasgos con la de los tsotsiles, solamente que aquellos en vez de hablar del espíritu del agua dicen que "los líderes [tsotsiles] no permiten [ascender al cerro antes de mayo] por lo del espíritu del maíz". Lo anterior solo se entiende si tomamos en cuenta que ambos grupos indígenas conciben a los cerros como depósitos de las aguas, además de ser contenedores de las semillas vegetales y de las riquezas en general.16

A pesar de esta prohibición, el "Cerro Calvario" o "Cerro Dolores", como nombran a esta elevación los de Bawitz, sigue constituyendo un referente central de sus creencias. La idea de su conexión subterránea con las tierras tojolabales se expresa en un relato que los abuelos de don Antonio, el rezador, le transmitieron. Se cuenta que hace muchos años unos campesinos de Bawitz quemaban sus terrenos para la siembra ubicados cerca de una cueva sin percatarse de que el humo que se producía de esta actividad ingresaba en la oquedad. El humo pronto llegó al Cerro Dolores llenándose de esta sutil materia, por lo que inmediatamente dos "sanbartoleños", tratando de averiguar el lugar de procedencia de esta sustancia, siguieron el camino subterráneo hasta llegar a la entrada de la cueva donde laboraban los hombres tojolabales.

La importancia de este cerro para los tojolabales también puede entenderse por la estrecha relación que guarda con san Bartolomé. Dueño del cerro y del maíz, señor de las lluvias, Rayo, santo epónimo de Carranza, todos estos atributos integran la imagen divina de este santo. Aunque la idea es muy confusa, hay peregrinos que consideran que antes de pasar a su iglesia y ser el patrono de su ciudad, San Bartolomé radicaba en la cumbre del cerro Dolores. Otras versiones similares; sin embargo, sugieren que estas dos manifestaciones, por un lado como Dueño del Cerro y por el otro como morador de su iglesia, constituyen una fragmentación de la misma divinidad.17

Hay una liga entre el hecho de morar en el cerro y ser Rayo. El principal atributo de San Bartolomé es precisamente el de transmutar en Rayo lo que le confiere la capacidad de controlar el clima a su arbitrariedad. Es además en su calidad de santo tutelar de Carranza el responsable de proteger la semilla del maíz contra las amenazas de otros santos-Rayo que pretenden apoderarse de ella en beneficio de sus pueblos. La posesión o no de la semilla o espíritu del maíz se vinculan con la abundancia o ausencia en la producción de este cereal. En una versión de un relato que los de Bawitz rememoran durante la romería a San Bartolomé se cuenta que éste y "el Tomás", patrono de los tseltales de Oxchuc, se enfrentaron en este último pueblo luego de que el Tomás acudiera a Carranza con el fin expreso de robarse la semilla del maíz. El enfrentamiento de los santos, imaginado como una verdadera batalla meteorológica entre sus nahuales Rayo, culminó con la derrota del Tomás y el retorno triunfante del "Bartolo" a su pueblo con la codiciada semilla, lo que explica que, mientras en las tierras templadas de Oxchuc se produce mucha manzana, en Carranza la producción principal es el maíz.18

Otro atributo de este santo es el de Señor de las lluvias. La exégesis de los tojolabales que entrevisté no ofrece dudas: la romería a San Bartolomé se efectúa "para pedir agua para las milpas". La acción ritual está encaminada a conseguir tal fin. Para los romeristas la romería es "una promesa", una especie de contrato reciproco con esta entidad sagrada en el que se intercambia la visita por las lluvias, de ahí la creencia compartida por varios devotos de que regularmente, luego de efectuar la peregrinación a san Bartolomé, llueve en las tierras de cultivo de Bawitz. Como expresara un anciano de esta comunidad "después de ir a Carranza, llegando a Bawitz ya está lloviendo".

El complejo religioso Santo-Rayo entre los Mayas de Chiapas

Perspectiva comparativa

En su ya clásico Poder sobrenatural y control social, publicado en 1970, la antropóloga Esther Hermitte (2004) registraba la creencia, hasta entonces sin paralelo, en los informes etnográficos de los Mayas de Chiapas, según la cual el santo patrono de un pueblo, en este caso San Miguel Arcángel de Pinola, era Rayo "San Miguel tiene trece nahuales. Es Rayo y guarda Pinola para que ningún otro santo venga a hacer daño a la gente -puede ser San Agustín de Teopisca que quiere venir y hacer mal, o san Bartolo desde su pueblo". (p.53)

Según la autora, derivado de ello, los tseltales lo consideraban la entidad sobrehumana que, en su calidad de Rayo enviaba las lluvias y decidía sobre el destino de las cosechas, de tal manera que los ritos asociados al ciclo del maíz, sobre todo los que tenían lugar antes de la siembra e inmediatamente posterior a la cosecha, se dirigían precisamente a él. Era usual en Pinola, por ejemplo, ofrecer misas y rezos a San Miguel cuando las lluvias se retrasaban. En su fiesta principal, el 29 de septiembre, los agricultores pinoltecos recogían de sus campos las primeras mazorcas de maíz y las ofrendaban al santo. Era además, se decía, el responsable de proteger el espíritu del maíz y del frijol de otros pueblos que pretendían raptarlos. Los campesinos de más edad practicaban en sus milpas, al concluir la cosecha del maíz, un elaborado ritual en agradecimiento a esta divinidad. Separaban en cuatro montones el maíz cosechado. Cavaban un hoyo donde introducían una pequeña imagen de un santo, preferentemente de San Miguel, y ofrendaban cuatro velas en la oquedad. Se quemaban cohetes y se invitaba a los trabajadores a tomar chocolate y bebidas alcohólicas; también se sahumaba con incienso las cuatro esquinas de la milpa. Los oferentes consideraban que de no hacerse el ritual, el Rayo tomaría para sí la mitad de la cosecha, disminuyendo este cereal gradualmente, al trasladarlo a casa. Los más jóvenes, empero, habían simplificado este ritual, eliminando varios procedimientos, ya que según dijeron:

(…) no valía la pena hacer todos esos ritos, ya que el espíritu del maíz se la habían llevado los de Amatenango y ya era demasiado tarde para recuperarlo. El mito relacionado con la disminución de las cosechas dice que San Miguel, que era el guardián de los espíritus del maíz y de los frijoles, los tenía muy bien escondido bajo sus pies, pero una vez estaba distraído y levantó su pié; entonces los me´iltatiles de Amatenango robaron algunos de ellos y se los llevaron. Como sus me´iltatiles son más listos que los de Pinola, es poco probable que se recuperen esos espíritus. (p.58)

Años más tarde Mario Humberto Ruz (1990) dejaba constancia de la relación Santos-Rayo presente en el imaginario de los tojolabales, concepciones que más tarde otros investigadores estudiarían con mayor profundidad en comunidades de esta lengua. Ruz indicaba que, a pesar de que la creencia era compartida por muy pocos habitantes, se consideraba que San Mateo del pueblo chuj de Ixtatán, Santo Tomás de Oxchuc y San Bartolomé de Carranza, poseían wayjel o nahual de Rayo. Varias comunidades tojolabales participaban, liderados por los especialistas de ascendencia tseltal de La Trinitaria, en el circuito de peregrinaciones que tenía como destinos principales Ixtatán, Oxchuc y Carranza. Las tres peregrinaciones se efectuaban antes de iniciarse la temporada de lluvias, entre los meses de febrero y abril, y tenían como finalidad central impetrar el establecimiento del régimen pluvial. San Mateo era visitado al inicio de la Cuaresma. La romería a Santo Tomás, en tanto, se realizaba en la primera quincena de abril; mientras que a Carranza se acudía el 22 del mismo mes.

Más recientemente otros investigadores (Gómez Hernández y Pinto López, 1998; Cuadriello Olivos, 2008; Gómez Hernández, 2012; entre otros) han aportado evidencias que amplían nuestros conocimientos sobre los santos con poder de Rayo entre los tojolabales. Gómez Hernández (2012) tiene el mérito de reportar la presencia de estas nociones religiosas entre personas de Yalumá y Yaxhá, comunidades ladinas de ascendencia tojolabal que participan activamente en las romerías. Sus informantes le habrían indicado que el Padre Eterno, Patrón de La Trinitaria así como San Bartolomé de Carranza y San Mateo de Ixtatán se convierten en Rayo. Los habitantes de estas comunidades conciben al Padre Eterno, el Rayo más poderoso y dador del agua. Durante la romería a La Trinitaria, entre mayo y junio, se llevan semillas de maíz y de frijol, se colocan junto a la imagen titular para que sean consagradas, y a su regreso los romeristas las mezclan con el resto de semillas que emplearán en la siguiente siembra "para que germinen bien y den buenas mazorcas y (…) buenas vainas" (p.56). De san Bartolomé, a quien se visita el 7 de mayo, se cuenta que hace muchos años, en su atributo de Rayo, rescató la serpiente centinela que otros Rayos enemigos habían raptado del manantial de la localidad de Los Riegos.19 La reintroducción de la serpiente hizo resurgir de nueva cuenta el agua del manantial:

Es considerado rayo porque hizo surgir un manantial que rayos enemigos, robándose a la serpiente centinela, habían secado. Los habitantes "costumbristas" de la Ranchería Los Riegos, Comitán, quienes conocen el poder cuando se convierte en el fenómeno natural referido al secarse el ojo de agua del cual se abastecían, decidieron ir con el especialista ritual a solicitar su ayuda (…). (p.67)

Por otro lado, Sánchez Morales (2011) y Sánchez Morales e Isunza Bisuet (2015) han documentado este complejo de creencias entre los tseltales de Petalcingo, al norte de Chiapas, más allá del área en que había sido reportado previamente. Estos autores han advertido la compleja asociación que los tseltales establecen entre su patrón San Francisco de Asís y el Rayo. San Francisco es un ser con cualidades humanas; en ocasiones se le presenta afable y bondadoso y en otras gruñón y malvado. Controla el clima a voluntad. Se le imagina como un humilde campesino. En una versión del mito de fundación se narra que previo a la formación de Petalcingo, la infeliz gente moría de hambre y padecía de sequía. La llegada del santo patrón por el río Pajwachil significó el fin de la sequía y con ello la abundancia del maíz. San Francisco otorgó el maíz por vez primera al hombre, tal como relató un anciano de nombre Marceal Méndez.

Francisco, su trabajo fue pues en el pueblo, porque dicen pues que no había él, no había también maíz, el frijol, lo que usaban más tarde antes y él lo dio. Entonces dicen por ahí entró su fiesta, dicen que ya él lo envió el maíz. Dicen que no crecía nada, es su milagro entonces que haya lo que ya tenemos pues (…) Eso si comenzó a producirse al llegar a nuestro pueblo pues, nuestro patrón. Así contento empezó a comer y beber nuestros ancestros (…) él se convirtió en dueño del maíz (…). (Sánchez Morales, 2011, p.13)

El control de san Francisco sobre las lluvias deriva de su nahual Rayo tal y como refieren varios de los relatos contenidos en los textos que nos ocupan. Su carácter temperamental mantiene preocupado constantemente a los tseltales, pues si se enoja puede no enviar las lluvias a tiempo o desatar terribles tormentas, de ahí que los ritos en su honor tienen que observarse puntualmente. Otra de sus funciones es la de cuidar el alma de las milpas y de los animales.

(…) el padre San Francisco es muy fuerte, cuida el alma de las milpas, cultivos, de los animales, de la cosecha. Cuando llueve y está enojado echa lumbre su cara, echa rayos. Eso nos chinga pues, ya no crece las plantas, rompe los árboles (…) Alguien de los principales encargados no hizo lo que debía, tal vez por ello se enoja. Cuando llueve recio, es cierto, se tumba la milpa por los vientos, se pisotea con el agua, cae muchos rayos, muere pues la planta (…) por eso tenían razón los ancianos que hay que pedir perdón y se calma, así sale poquito a poco el milpa, el poquito frijol, el poquito para los animales, el pollo también pues, eso hay que tener respeto si no nos morimos de hambre, pues la tierra muere. (Sánchez Morales, 2011, p.15)

Anotaciones finales

Los atributos y funciones que los Mayas le otorgan a las imágenes de los santos expresan claramente las reelaboraciones simbólicas que se han operado en el contexto de las religiones indígenas contemporáneas. En efecto, la hagiografía canónica de los santos se encuentra ausente del pensamiento de los informantes Mayas. Aquellos son, ante todo, entidades sobrehumanas que participan de las pasiones humanas: se enojan, pueden no enviar las lluvias sino se efectúan rituales en su honor e inclusive pueden pelearse con otros santos. En el imaginario colectivo de estos pueblos, según hemos visto sucintamente, se les asocia estrechamente con el Rayo, los cerros, el maíz y la lluvia. Su capacidad en el manejo del clima deriva precisamente de su principal atributo: el Rayo.

Fuera de la observancia de los representantes oficiales del catolicismo canónico, los Mayas han modelado sus prácticas y creencias religiosas a partir de sus condiciones materiales de existencia. La pervivencia de una economía agrícola y la necesidad siempre presente de incidir en la voluntad de los santos que personifican los fenómenos meteorológicos son fundamentales para entender estas expresiones de la religiosidad indígena. En la estructuración simbólica del maíz, alimento preciado en la cosmovisión india, hay un esfuerzo que el pensamiento indígena hace para ordenar el mundo en torno a la agricultura (Sánchez Morales, 2011).

Agradecimientos

Agradezco a la maestra Dolores Aramoni Calderón, del Instituto de Estudios Indígenas de la Universidad Autónoma de Chiapas, por las observaciones hechas al texto original. Una versión anterior de este escrito fue presentada como ponencia en el XXVI Congreso Nacional de Estudiantes en Ciencias Antropológicas realizado en la ciudad de Mérida, Yucatán, en septiembre de 2016. También agradezco a Juan Darío Padilla, quien elaboró los mapas que acá se presentan.



Notas

1 Véase, por ejemplo, la discusión generada sobre este tema en Vasquez (s.f.).

2 Al respecto hay un mito que registré por primera vez en abril de 2015 que como veremos más adelante involucra a ambos santos.

3 Optamos en este estudio por emplear estos términos con los que Straffi (2015) designa a las dos comparsas. En adelante nos referiremos a ellas preferentemente con las expresiones: los de "La Trinitaria" y los de "Yalumá".

4 De ello dan cuenta los habitantes ancianos de Carranza, según estimaciones hechas por varios de ellos, para los años setentas y ochentas acudían a Carranza de entre 500 y 700 romeristas. Las estimaciones actuales que he hecho de los años 2015 y 2016 indican cifras muy bajas: entre 120 y 140 romeristas y aproximadamente de 23 a 25 comunidades continúan enviando sus delegados anualmente.

5 No hay que olvidar que en la versión que Straffi (2015) compiló con los de "Yalumá" sobre la división de los peregrinos se menciona que el conflicto entre el rezador de la Trinitaria y el anciano de Los Riegos tuvo lugar precisamente durante una romería a Carranza pero no se menciona para nada el caso de la supuesta venta obligatoria de flores. Las actuales versiones que este antropólogo compiló con los de "La Trinitaria" respecto al abandono de la romería a Carranza lo explican sobre todo en términos de carencia de recursos económicos para solventar los gastos de esta romería.

6 Parecer ser que al menos en el caso que aquí se aborda existe una diferenciación de los términos k´u´anel y och nichim, ambos en lengua tojolabal. El formato ritual del k´u´anel está más vinculado al ceremonial agrícola. Así por ejemplo podríamos decir que a lo largo del año se efectúan dos peregrinaciones al santuario del Padre Eterno, en la Trinitaria, sin embargo la de febrero es considerada por los tojolabales como k´u´anel y según su exégesis está ligada estrechamente con la siembra del maíz, mientras que la que se efectúa durante la fiesta movible de la Santísima Trinidad, entre mayo y junio, es considerada och nichim (entrada de flores) y se realiza por ser la fecha oficial en el santoral católico de su conmemoración, el formato ritual en ambos casos es diferente. Sin duda estudios más profundos nos ayudarán a entender las clasificaciones locales de estas actividades. Los conceptos analíticos de peregrinación y romería han sido usados indistintamente por la mayoría de investigadores que se han abocado al estudio del tema que acá nos ocupa. Ambos conceptos han sido, en un sentido más amplio, discutidos por diversos investigadores de las Ciencias Sociales que han estudiado este fenómeno religioso. Como el tema no se agota y como aquí nos interesa sobre todo el análisis del rito en la iglesia y de la cosmovisión, hemos considerado no ahondar en el asunto. Acá empleamos ambos términos romería y peregrinación indistintamente, porque ambos son, en español, de uso común entre los ritualistas.

7 Es norma ritual efectuar esta romería luego de la Semana Santa. En los años 2015 y 2016 tuvo lugar el 11 y 12 de abril y el 9 y 10 de abril respectivamente.

8 El hecho de que el cerro donde se asienta Carranza se encuentre circundado por tierras bajas, dominando diferentes puntos geográficos, ha sido también un factor central en la conformación del paisaje ritual de los tsotsiles que la habitan para quienes también es la elevación orográfica sagrada por excelencia. Esta observación ya la había efectuado Díaz de Salas (1963): "El gran prestigio del cerro [llamado Ch´ul Vits -cerro sagrado- por los tsotsiles locales], se explica, en términos naturales, ya que es un fenómeno atípico en la región; es la única elevación considerable en una vasta llanura" (266).

9 Sobre la distinción teórica entre hagiografías canónicas y hagiografías populares consúltese los trabajos de Báez-Jorge (1998, 2013).

10 La descripción que se presenta en este apartado se basa en la observación del ritual de 2016.

11 22 hombres y 16 mujeres adultos; además de 8 niños.

12 En 2015 los ritos a san Bartolomé se desplegaron por la tarde del sábado 11 de abril.

13 A la mitad del recorrido ritual visitan el santuario del Señor del Pozo, una advocación de cristo crucificado de tonalidad oscura. San Pedro y el señor del Pozo también son objeto de un culto secundario durante la romería. Las secuencias rituales en honor a san Pedro, son, en términos generales, similares a las que se despliegan a san Bartolomé. Al señor del Pozo únicamente se le visita por unos minutos y no se le ofrenda.

14 Los Krincipaletik (Principales) son los especialistas religiosos encargados de celebrar en mayo las ceremonias agrícolas en los cerros sagrados de la región.

15 Mientras tanto, como ya se dijo, los de "Yalumá" acuden a Carranza en fechas posteriores a la fiesta de la Santa Cruz, regularmente arriban el 6 de mayo. Esta agrupación sí efectúa rituales en el cerro y, al menos en años anteriores, solicitaban autorización para ello con las autoridades de la "Casa del Pueblo", organización indígena que administra las tierras comunales de aquella localidad. En varias ocasiones los ritos de los de "Yalumá" coinciden con los que despliegan los de Carranza con diferencia de uno o dos días.

16 Mario Humberto Ruz (1990) y Antonio Gómez Hernández (2012) han profundizado más en el simbolismo de las montañas en la cosmovisión tojolabal. En esta lengua la palabra altz´il, en una de sus acepciones, designa a ciertas entidades anímicas. Los dioses poseen altz´il (espíritu). Al interior de las montañas radica el altz´il (alma, espíritu) de los vegetales (Ruz, 1990). Para profundizar en las nociones de los tsotsiles de Carranza en torno a los cerros, las lluvias y el maíz véanse los textos de Díaz de Salas (1963, 1995) autor que ha profundizado en la vida religiosa de este grupo indígena.

17 La idea de la fragmentación de las divinidades en Mesoamérica ha sido estudiada extensamente por López Austin (2010). En las religiones mesoamericanas los dioses "pueden fragmentarse y ocupar dos sitios diferentes" (López Austin, 2010). Una imagen fiel atraía una porción de la esencia divina y se convertía en su recipiente (López Austin, 2010:127). Esta propuesta teórica nos ayuda a explicar, en parte, las manifestaciones de San Bartolomé. Una porción de su esencia se encuentra contenida en la imagen de madera que se guarda en el templo, mientras otra radica en el cerro, San Bartolo mora en él.

18 Las narraciones de tradición oral en torno a las disputas por el espíritu de maíz entre nahuales Rayos de diferentes comunidades inundan las creencias tojolabales para ejemplo consigno de nueva cuenta las obras de Mario Humberto Ruz (1990) y Antonio Gómez Hernández (2012).

19 Entre los Principales de Carranza también hemos registrado etnográficamente las creencias en los santos-Rayos. En esta ciudad se dice que el patrón San Bartolomé es Rayo Rojo, mientras San Pedro Mártir, que se encuentra en la iglesia que lleva su nombre, se transfigura en Rayo Verde.



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