TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN Y LA COMUNICACIÓN EN LOS HÁBITOS LECTORES DE ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS EN MÉXICO

COMMUNICATION AND INFORMATION TECHNOLOGIES IN READING HABITS OF UNIVERSITY STUDENTS IN MEXICO

Rosana Santiago García rsgarcia@unach.mx Facultad de Ciencias Sociales. Universidad Autónoma de Chiapas, México

Gabriela Grajales García Universidad Autónoma de Chiapas, México DOI: http://dx.doi.org/10.31644/IMASD.20.2019.a08

Recepción: Junio 12, 2018 Aceptación: Febrero 05, 2019 Publicación: Junio 01, 2019

Resumen

Este trabajo de investigación parte de la concepción de las Tecnologías de la Información y la Comunicación como una herramienta mediadora entre los hábitos y la cultura lectora de estudiantes de dos centros universitarios de la Universidad de Guadalajara en el estado de Jalisco, México: Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA) y Centro Universitario de la Costa Sur (CUCOSTASUR), en los que se imparte la licenciatura en Administración.

El objetivo es analizar el papel de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, como herramientas que pueden favorecer el ejercicio de la lectura entre estudiantes universitarios; se piensa que los hábitos lectores posibilitan incrementar su capital cultural, humano y social, y como consecuencia ellos pueden enfrentar con éxito los retos que su profesión impone.

La metodología de investigación es de corte cuantitativo, el problema de investigación es explicado a través de los datos obtenidos con la aplicación de una encuesta a una muestra de 120 estudiantes, de una población total de 172 estudiantes de la licenciatura referida.

Los resultados muestran que los estudiantes (en su mayoría), leen de manera frecuente, aunque no textos relacionados con la carrera que estudian, y lo hacen utilizando preferentemente materiales impresos, debido al hábito lector que se ha generado alrededor de estos. No obstante, derivado del proceso globalizador, tienen acceso a las Tecnologías de la Información y la Comunicación, y aunque su uso para la lectura (sobre todo de textos académicos) es bajo, estar en contacto con este tipo de tecnología, poseer de forma personalizada uno o más dispositivos con acceso a Internet y sobre todo, su uso en las aulas con fines académicos, podría generar el hábito de la lectura a través de ellos y como consecuencia incrementar el nivel de lectura de los estudiantes.

Palabras clave: Estudiantes universitarios; Tecnologías de la Información y la Comunicación; Hábito de lectura; Capital cultural y humano; Capital social.

Abstract

This research project was focused on the conception of Information and Communication Technologies as a mediation tool in reading and cultural habits of B.A. students of two campuses of the University of Guadalajara in Jalisco, Mexico: The University Center of Economic and Management Sciences (CUCEA) and The University Center of the South Coast (CUCOSTASUR), both of them offer the B.A. in Management.

The objective is analyzing the role of information and communication technologies as tools that could give an advantage about the reading exercise among higher education students, it is thought that reading habits make possible the increasing of their cultural, human and social capital, and, as a consequence they could face professional challenges successfully. The methodological approach used in this research was quantitative; the research problem was explained through data obtained by applying a questionnaire to a sample of 120 students of a total population of 172 students of that Bachelor in Arts.

The results show that most of the students read with frequency but their reading is not related to the B.A. they are studying, also they normally read in printed aids because of the reading habit generated around them, however, derived of globalization process students have access to information and communication technologies and even though its use for reading (mostly academic readings) is low, being in contact with this type of technology, possessing in a personalize way one or more device with Internet access and especially its use in classrooms with academic purposes, could generate the reading habit through them and, as a consequence, increasing the level of reading skills in students.

Keywords: University student, Information and communication students, Reading habit, Cultural and human capital, Social capital.

Introducción

La importancia de la lectura constante y permanente en los estudiantes de educación superior es indispensable en su proceso de formación, es a través suyo que estos acceden al conocimiento científico y se profesionalizan con la apropiación de ciertos saberes que les permiten enfrentar con éxito los retos que su disciplina impone.

Quien posee el hábito de la lectura se encuentra en una posición privilegiada ante la sociedad del conocimiento y la información, a la cual puede pertenecer con facilidad. Para los estudiantes universitarios, las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación representan por un lado, la posibilidad de acceso importante al conocimiento y a la información y por otro, son un instrumento importante para generar, consolidar y diversificar los hábitos de estudio, analizar esta relación es el objetivo de este artículo.

En virtud de la diversidad de contextos universitarios existentes y las diferencias entre unos y otros -producto de sus propias condiciones sociales, económicas, culturales y por supuesto académicas- resulta pertinente estudiar casos particulares, y a partir de ello dar cuenta de la manera en que los estudiantes están aprovechando estos recursos para alcanzar sus objetivos escolares. Este es el caso de los estudiantes de la licenciatura en Administración de dos centros universitarios de la Universidad de Guadalajara.

El trabajo está dividido en cuatro secciones, la primera corresponde a los antecedentes, en esta se plantea el problema de la existencia de bajos niveles de lectura en México y la ausencia de hábitos y cultura lectora y la posibilidad de revertirlos a través del uso adecuado de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, y generar a través de ello un capital cultural, humano y social; en la segunda sección se explica la metodología con la que se realizó la investigación; en la tercera sección se presenta la discusión de los resultados a partir del análisis de tres dimensiones, en la primera de ellas se caracterizan a los actores para posteriormente analizar la relación entre lectura y capital cultural y humano y en la última parte de este apartado se reflexiona sobre la relación lectura capital social.

Finalmente, están las conclusiones sobre el caso estudiado, aquí se destaca que las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación son una alternativa viable para elevar el nivel de lectura de los estudiantes universitarios e incrementar su capital cultural, humano y social, en virtud de que los estudiantes identifican varias características positivas presentes en la utilización de dispositivos electrónicos para acceder a la lectura de materiales electrónicos y sobre todo, porque para el caso estudiado los estudiantes poseen uno o más dispositivos electrónicos y tienen acceso a conectividad vía Internet.

Antecedentes

Uno de los retos más importantes que enfrentan las instituciones escolares en nuestro país es elevar los índices de lectura y comprensión de lo que se lee, de acuerdo con Camacho-Quiroz (2011), más del 70 por ciento de mexicanos no leen siquiera un libro al año, esto debido a varios factores entre los que destacan: 1) porque no saben leer (analfabetas) y 2) porque no quieren leer (analfabetas funcionales).

La Encuesta Nacional de Lectura (ENL) tiene la intensión de medir el índice de lectura en los mexicanos, sus últimos resultados fueron publicados en el año 2015, en ella se enfatiza que: 1) De cada diez personas que leen, cuatro lo hacen por obligación. 2) De cada diez personas que leen, seis no comprenden lo que leen, estas seis no leen libros y tampoco los han leído con anterioridad. 3) De cada diez personas que leen, cuatro leen solo cuando tienen necesidad de leer, dichas cifras resultan por demás alarmantes (CONACULTA, 2015).

Los índices de lectura en México son muy bajos y así se han mantenido hasta la segunda década del siglo XXI, mostrando que hay poca cultura lectora en el país. De acuerdo con el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE, 2013) en el año 2012, 34.5 por ciento de los estudiantes de 15 años no alcanzaron la línea base de comprensión lectora, 27.5 por ciento solo entiende fragmentos de información o párrafos, 27 por ciento se encuentran en un nivel medio, mientras que 11 por ciento de los estudiantes se encuentran en el nivel más bajo, es decir, no comprenden el texto o una instrucción para realizar alguna actividad.

A lo largo de la historia en México, varios han sido los programas que se han impulsado con el objetivo de fomentar la lectura.

Desde el proyecto encabezado por José Vasconcelos a principios del siglo pasado, hasta el más reciente programa denominado Hacia un país de lectores. Todos los esfuerzos han girado fundamentalmente en dos sentidos, el primero es el desarrollo de grandes niveles de alfabetización y el segundo en poner libros al alcance de todos. Sin embargo, poco se ha hecho para formar ciudadanos con la habilidad, la capacidad y el compromiso de hacer que esos libros formen parte de su vida. A pesar de los logros alcanzados por el Sistema Educativo Nacional, este no ha sido capaz de transmitir a la población la necesidad y el gusto por la lectura como una actividad de grandes beneficios individuales y sociales (Del Ángel y Rodríguez, 2007, p. 12).

La poca cultura lectora característica de todos los niveles educativos, obligó a la creación de la Ley de Fomento para la Cultura y el Libro (la última reforma fue publicada el 19 de enero del 2018), y la conformación del Consejo Nacional de Fomento para el Libro y la Lectura del cual se deriva el Programa de Fomento para el Libro y la Lectura 2016-2018. Todo ello con la finalidad de crear una cultura lectora entre los mexicanos y elevar los índices lectores.

La lectura resulta ser imprescindible para la formación académica de los estudiantes, no solamente porque es una herramienta necesaria para la vida, sino porque es un medio para la incorporación del conocimiento (Bourdieu, 1987).

Por ello es necesario generar en los estudiantes el hábito de la lectura, entendido este como la práctica habitual de estos para leer. El sistema educativo mexicano tiene como uno de los objetivos fundamentales de formación de los estudiantes desde el nivel básico hasta el nivel superior, la enseñanza de la lectura y la escritura, no obstante, no existe específicamente un plan de formación del hábito lector, los planes y programas de estudio se centran en la necesidad de enseñar a leer, más no de generar el hábito de la lectura, lo cual trae como consecuencia la ausencia del mismo.

La falta de generación de un hábito lector, hace que la mayor parte de estudiantes lea por obligación más que por gusto y esto por supuesto inhibe la frecuencia de lectura.

La realidad social actual, presenta otras alternativas para acceder a la información y al conocimiento (lectura a través de textos electrónicos), sin embargo, su utilización se ve amenazada por varios factores: acceso a dispositivos electrónicos, conectividad, cultura lectora y hábitos de lectura. Leer textos en formato electrónico requiere, idealmente, de un plan de formación especial del hábito lector de este tipo de textos, lo cual implicaría: familiarizar al lector con el formato, estructura y organización del mismo, ello representa un reto importante en una sociedad en la que la práctica de la lectura se ha desarrollado regularmente en textos impresos, a lo cual los estudiantes se han acostumbrado, es decir: conocen y dominan el formato, estructura y organización.

No obstante, el contacto de los estudiantes con dispositivos electrónicos, lo atractivos que estos resultan visualmente, aunado a la generación de un plan de formación del hábito lector en textos electrónicos, representa una posibilidad importante para incrementar los niveles de lectura en los jóvenes universitarios.

Yubero y Larrañaga (2015) consideran que la lectura es fundamental dentro del contexto universitario, de cierta manera es parte del núcleo académico, sin embargo, no es la lectura por la lectura misma, ya que para que esta sea eficaz es necesario verla como un medio para recabar información y aplicar lo aprehendido a través del desarrollo de competencias académicas y profesionales.

La lectura en estudiantes universitarios resulta fundamental para la comprensión de textos que abordan temáticas especializadas en la licenciatura que estudian, sin embargo, Yubero y Larrañaga (2015) sostienen que, debido a que en la formación previa a los estudios universitarios los estudiantes no han desarrollado las habilidades necesarias para comprender los textos de forma correcta; se debe recuperar la práctica de lectura y adentrar a los estudiantes al conocimiento de los conceptos y terminología específica de cada carrera.

Los autores mencionados realizaron una investigación acerca de hábitos lectores en diversas universidades de España y Portugal en donde participaron 2.745 estudiantes, ellos eligieron a las universidades de tal forma que se reflejaran las diferentes regiones de cada país y la muestra fue seleccionada de manera aleatoria, siempre y cuando hubieran estudiantes de diversas carreras como lo son: Artes y humanidades, ciencias sociales, ciencias de la salud, ingenierías y arquitectura; los estudiantes se encontraban en rangos de edad entre 18 y 65 años, siendo la media 21.98. Para conocer los hábitos lectores de los estudiantes se aplicó un cuestionario, las preguntas se enfocaron en conocer si los estudiantes leían de forma voluntaria, tipos de lectura, motivación lectora y gusto lector.

En los resultados los autores destacan que, si bien hay estudiantes que manifiestan no haber leído ningún libro en el último año (7.9 por ciento en España y 7.4 por ciento en Portugal), lo cierto es que 50.7 por ciento de los estudiantes españoles han leído entre 3 a 10 libros anualmente, porcentaje muy similar al de los estudiantes portugueses con 51.5 por ciento. Los jóvenes sugieren que leen más por necesidad que por voluntad. En esta investigación los autores no mencionan la lectura realizada a través de dispositivos móviles o electrónicos para leer, esto no fue objeto de su investigación.

En lo que refiere a México, Márquez (2017) sugiere han habido diversas encuestas para conocer el nivel de comprensión lectora en los estudiantes, sin embargo, es necesario analizar cómo han cambiado los hábitos lectores por la llegada de las Tecnologías de la Información y la Comunicación:

Se tiende a concebir la lectura como una práctica sociocultural compleja, se procura obtener información que va más allá de los soportes tradicionales de lectura e indagan sobre estas prácticas en diferentes soportes impresos (libros, revistas, periódicos e historietas), digitales e Internet. El propósito es brindar una panorámica más amplia sobre los medios de lectura que utiliza la población, los usos sociales que les brindan y descubrir las prácticas asociadas con la lectura (Márquez, 2017, p.8).

Lo anterior es una prueba de que los hábitos lectores son dinámicos, ya que derivado del avance tecnológico, leer mediante dispositivos móviles y electrónicos es una actividad recurrente entre los jóvenes universitarios, es por ello que la promoción de hábitos lectores a través de este tipo de dispositivos, se ha vuelto una tarea esencial.

A pesar de que las Instituciones de Educación Superior (IES) se encuentran en la cúspide de la pirámide educativa, se sigue padeciendo el problema de que los estudiantes leen poco y menos aún es lo que comprenden sobre lo que leen, es por ello que las instituciones se ven obligadas a enfrentarlo poniendo en marcha una serie de programas, entre otros se encuentran: El Manual de Fomento a la Lectura y, el Programa de Fomento para el libro y la Lectura y el Compromiso para el Fomento de una Cultura Lectora, los cuales han sido impulsados por el Gobierno Federal. A nivel estatal algunas universidades se han ocupado en proponer sus propias estrategias, es el caso de la Universidad de Guadalajara que para lograr dicho objetivo impulsa el programa Letras para Volar.

Más allá de ello, e inmersos los países en el proceso globalizador, caracterizado entre otras cosas, por el alto nivel de interconexión e intercomunicación a través del uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, estas se presentan como una alternativa para elevar los índices lectores. Sin embargo, Castells asevera que:

La brecha de la conectividad es uno de los mayores obstáculos de los países en vías de desarrollo y de las regiones pobres para engarzarse en la economía dinámica global y con las redes de comunicación global que ofrecen acceso a la información, la educación y los servicios (2006, p. 374).

En virtud de la existencia de Sociedades de la Información y Sociedades del Conocimiento, resulta interesante conocer los mecanismos a través de los cuales los estudiantes universitarios están aprehendiendo el conocimiento, tenemos claro que la lectura es un vehículo indispensable para el logro del objetivo, por ello resulta pertinente identificar los mecanismos a través de los cuales esta se realiza. Prestar atención en el papel de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, en el sentido de ver si estos están siendo el medio a través del cual se incrementa la lectura en estudiantes universitarios, es una tarea indispensable. Mayos (2009) plantea que:

La sociedad posmoderna del conocimiento y las TIC ha creado los medios para que la creación colectiva del saber pueda expandirse exponencialmente y subsista sin necesitar a la conciencia, memoria, reflexión… de ningún humano individual o en concreto. La "sociedad del conocimiento" hace posible que el saber exista por los nodos de Internet con independencia de cualquiera de nosotros (p. 58-59).

Varios son los efectos que sobre el individuo humano puede tener la exposición al conocimiento a nivel masivo, no obstante, es indudable que en estas primeras dos décadas del siglo XXI y a través de los medios electrónicos, existe una enorme posibilidad de acceder al conocimiento y por ende al incremento de los niveles de lectura.

Metodología

Se trata de un trabajo de corte cuantitativo, que utilizó como técnica de investigación la encuesta. Para realizar la investigación se pensó en una institución de educación superior pública que contara con un programa que incentivara la lectura de sus estudiantes, una vez elegida esta y para fines de contrastación, se requirió la participación de dos grupos de estudiantes que cursaran una misma licenciatura (con los mismos requerimientos académicos), ubicadas en distintos centros académicos de la misma universidad y que captaran población con distintas características socioeconómicas. Para ello se realizó un cuestionario de 15 preguntas, que fue aplicado a una muestra de 120 estudiantes de una población total de 172.

Se utilizó la fórmula estadística de cálculo de muestra:

La investigación fue realizada en la Universidad de Guadalajara, esta universidad cuenta con el programa de incentivación a la lectura denominado "Letras para volar" y el cuestionario fue aplicado a los estudiantes de la Licenciatura en Administración de dos centros universitarios: Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA) y Centro Universitario de la Costa Sur (CUCOSTASUR).

La encuesta tiene dos secciones, la primera contiene preguntas generales indispensables para caracterizar a los actores y la segunda plantea preguntas que permiten abordar el problema en cuestión, tales como: tipo de lectura que realizan los estudiantes, medios o instrumentos que utilizan para leer (material impreso, material electrónico o ambos), manera en que acceden a los materiales de lectura, frecuencia con la que leen, motivos por los cuales leen y si lo hacen por gusto u obligados, opinión sobre la lectura de textos electrónicos, importancia de este tipo de lectura en sus actividades académicas y pertenencia o participación en una comunidad de aprendizaje o un taller o club de lectura o social; partiendo de la base de que un estudiante universitario, deberá, para alcanzar los objetivos escolares, realizar un conjunto de lecturas que apoyen y consoliden su aprendizaje y con ello incrementar su capital cultural y social.

Se partió de la hipótesis de que en virtud de la edad de los estudiantes (de 18 a 22 años) y el contacto que estos tienen con las Tecnologías de la Información y la Comunicación, estos realizarían sus lecturas utilizando mayoritariamente textos electrónicos en vez de libros impresos, al respecto Brey (2009) plantea:

Es evidente que, a nivel profesional, el uso cotidiano como herramienta de trabajo de potentes ordenadores personales conectados permanentemente a una red global está modificando el ritmo y la secuencia de nuestros procesos mentales. Hoy es habitual varios documentos a la vez mientras se recaba información en Internet, se atiende el correo electrónico o se mantienen conversaciones simultáneas a través de los servicios de mensajería instantánea […] (2009, p.28).

Con base en ello se consideró que los jóvenes universitarios utilizarían más los medios electrónicos que impresos para leer y estudiar. Por lo tanto en esta investigación analítico-descriptiva, se establece una relación entre frecuencia de lectura y materiales para realizarla y, en los resultados y conclusiones efectuamos análisis e inferencias sobre el problema planteado. De acuerdo con Hernández (2006) el enfoque descriptivo explica un fenómeno, situación o evento, con el fin de conocer a detalle lo que sucede en una comunidad, que es el caso que nos ocupa, dar cuenta de la frecuencia de lectura, tipos de lectura y los materiales utilizados por los estudiantes para realizar sus prácticas lectoras, el caso de los estudiantes de Administración de dos centros universitarios de la Universidad de Guadalajara.

El proceso de investigación se realizó con base en las fases que sugiere Monje (2011):

Fase preparatoria. Reflexión y diseño del trabajo de investigación, es decir, elaboración del proyecto de investigación cuyo objetivo general fue analizar el papel de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, como herramientas que pueden favorecer e incrementar el ejercicio de la lectura en estudiantes universitarios, partiendo de la hipótesis de que debido a la edad de los estudiantes estos realizarían sus lecturas utilizando mayoritariamente material electrónico.

Fase de trabajo de campo. Esta fase es determinante en el proceso de investigación, ya que a través de ella se accede al contexto y al conocimiento de la problemática planteada mediante el acercamiento a los actores. En este caso se elaboró una encuesta cuyo cuestionario consta de 15 preguntas, el cual fue aplicado a un total de 120 estudiantes de primero y octavo semestres de la licenciatura en Administración de dos Centros Universitarios de la Universidad de Guadalajara, 50 por ciento de primer semestre y 50 por ciento de octavo semestre, los estudiantes encuestados fueron elegidos de manera aleatoria, de los cuales 52 por ciento son mujeres y 48 por ciento hombres.

Fase analítica. Con base en la hipótesis y el objetivo general de la investigación, se hizo una reducción de los datos obtenidos en campo y capturados en los cuestionarios a través de la clasificación de variables. Para la sistematización de los datos y su posterior interpretación se utilizó el programa Statistical Package for the Social Sciences (SPSS).

Fase informativa. Después de realizada la investigación resulta de fundamental importancia divulgar los resultados, los cuales se encuentran plasmados en este artículo.

Discusión de Resultados

Para el análisis de resultados se clasificaron las variables en tres dimensiones, la primera es la caracterización de los estudiantes, la segunda consiste en la relación lectura-capital cultural y humano y finalmente, la tercera en la que se expresa la relación lectura- capital social.

Caracterización de los estudiantes

Se trata de estudiantes universitarios cuyas edades oscilan entre 18 y 22 años, la mayor parte de ellos del estrato medio, cuyo ingreso promedio familiar oscila entre 6 y 10 UMAs1. La escolaridad de los padres de familia mayoritariamente (62 por ciento) es de secundaria terminada, seguida de quiénes tienen estudios de primaria (20 por ciento), 12 por ciento tienen estudios de preparatoria y solo 6 por ciento tiene estudios de licenciatura, no hay padres de familia analfabetas. A partir de la escolaridad de los padres se infiere que los estudiantes -sujetos de estudio- son básicamente la primera generación de la familia que realiza estudios universitarios.

Por otro lado, 85 por ciento de los estudiantes realizó sus estudios previos en escuelas públicas, centros escolares donde no hubo computadoras disponibles para la realización de tareas, 65 por ciento de ellos no tuvo computadora en su hogar mientras estudió la preparatoria, solo 33 por ciento dijo tener una computadora personal a partir de que tuvo 15 años de edad, la cual podían utilizar exclusivamente en su hogar y era compartida con el resto de sus hermanos (97 por ciento de estudiantes tiene al menos un hermano). No obstante, 67 por ciento de ellos dijo que mientras estudió la preparatoria generalmente utilizaba computadora para hacer algunas tareas y para ello acudían a cibercafés o negocios en los que pudieran contratar servicios de computadora con Internet.

La mayor parte de estudiantes de los dos centros universitarios encuestados poseen dispositivos electrónicos (68 por ciento), entre los estudiantes del CUCEA destacan: iPad y iPhone de la marca Apple con sistema operativo iOS; la Samsung Galaxy Tab Android y el teléfono Samsung S8 con sistema operativo Android. En términos del sistema de cómputo destacó Mac de Apple, Sony con Windows y Hewlett Packard con Windows.

En el CUCOSTASUR, sobresale el uso del teléfono Samsung con sistema operativo Android y computadoras DELL con sistema operativo Windows, la posesión de unos u otros dispositivos electrónicos está directamente relacionado con el nivel socioeconómico de los estudiantes, mientras que el ingreso promedio familiar de los estudiantes del CUCEA es de 8 a 10 UMAs, el ingreso promedio familiar de los estudiantes del CUCOSTASUR oscila entre 6 y 7 UMAs.

Mencionaron que la decisión sobre la elección de la carrera que estudian fue tomada con base en intereses económicos fundamentalmente, ya que consideran que las licenciaturas que ellos estudian tienen buen futuro laboral, 85 por ciento de ellos mencionó que la elección de carrera fue motivada fuertemente por su familia y por lo tanto son apoyados por esta para estudiar, solo 12 por ciento trabajan y quienes lo hacen acuden de 3 a 4 horas al día en un horario que no interfiere con sus clases.

Por otro lado, 72 por ciento afirma que, la parte que más les convence de la formación en Administración es el currículum, ya que en su mayoría contiene materias prácticas, lo cual hace que el proceso de formación sea más dinámico y atractivo.

Van a la escuela en un solo turno (matutino), lo que les permite realizar otro tipo de actividades por las tardes. Estas actividades son: hacer ejercicio, estudiar algún idioma, escuchar música, algunos trabajar y hacer tareas. Se les preguntó si entre las tareas se incluía la lectura y mencionaron que sí, pero solo de manera esporádica, es decir, dos veces a la semana 33 por ciento, 42 por ciento una vez a la semana y el resto (25 por ciento) no contestaron.

Con relación al hábito de la lectura se les preguntó: ¿Acostumbras leer con frecuencia? ¿Qué tiempo dedicas a la lectura? ¿Lo haces de manera voluntaria? ¿Qué tipo de lectura realizas?

Las respuestas variaron según el centro universitario, sin embargo, los estudiantes del CUCEA 48 por ciento aseguran que leen con frecuencia, a la pregunta de cuánto tiempo dedican a la lectura, respondieron que lo hacen de una a dos horas al día y 40 por ciento mencionó que lee al menos una vez a la semana, de estos solo 20 por ciento lo hace de manera voluntaria, aunque lo que leen no está directamente relacionado con los contenidos que se abordan en la licenciatura, la mayoría dicen que revisan notas sociales.

Los estudiantes del CUCOSTASUR mencionan que leen con frecuencia (52 por ciento), 25 por ciento dedican a la lectura una hora al día y el resto dicen que no leen diario, solo cuando se los requieren en la escuela y que es un requerimiento esporádico, 22 por ciento mencionó que lee en promedio dos horas a la semana y el resto (53 por ciento) dijo que lo hace dos veces por mes, pero mencionaron que consultan sus dispositivos electrónicos permanentemente y están al tanto de las noticias más relevantes, sobre todo las referidas al mundo del espectáculo y a los deportes.

En los dos centros universitarios, la lectura de textos para la escuela no es una actividad fundamental y esto se explica debido a que ellos indican que la mayor parte de sus materias son materias prácticas y para el desarrollo de estas no es necesario leer mucho, aunque la lectura sea indispensable para incrementar su capital cultural.

Relación Lectura-Capital Cultural y Humano

Parte importante de generar el hábito de la lectura en los individuos es porque a través de la lectura estos incrementan su capital cultural, para Bourdieu el capital cultural se constituye de la siguiente forma:

El capital cultural puede existir bajo tres formas: en el estado incorporado, es decir, bajo la forma de disposiciones duraderas del organismo: en el estado objetivado, bajo la forma de bienes culturales, cuadros, libros, diccionarios, instrumentos, maquinaria, los cuales son la huella o la realización de teorías o de críticas a dichas teorías, y de problemáticas, etc., y finalmente en el estado institucionalizado, como forma de objetivación muy particular, porque tal y como se puede ver con el título escolar, confiere al capital cultural -que supuestamente debe garantizar- las propiedades totalmente originales (Bourdieu, 1987, p.12).

Según Bourdieu (1987), el estado incorporado se refiere a la inversión de tiempo que el individuo utiliza para aprender, se trata de un trabajo constante, de esta manera el individuo lo adquiere poco a poco hasta hacer el conocimiento suyo, es decir, esta es una posesión personal e intransferible. La escuela es uno de los espacios en los cuales se incorpora capital cultural, una vez que esto sucede entonces se objetiva, esto quiere decir que este se verá reflejado en la posesión de libros, cuadros, pinturas, instrumentos, normalmente el estado objetivado se relaciona directamente con el manejo de capital económico que tenga el individuo, a mayor capital económico mayor capital cultural objetivado, o al menos, mayor facilidad de acceso al conocimiento, en este caso vemos cómo los estudiantes de los centros universitarios estudiados, poseen al menos un dispositivo electrónico, de esta manera se objetiva el capital cultural.

Mientras tanto el estado institucionalizado se refiere a los títulos escolares que el individuo tiene y que avalan la posesión de habilidades y conocimientos específicos, de tal forma que hoy en día no solo es necesario saber, sino también comprobar por medio de documentación oficial que se cuenta con dichos conocimientos, es indispensable obtener la certificación, en este caso la extendida por la Universidad.

El capital cultural se encuentra directamente relacionado con el capital humano, siendo este último para Schultz (1972) el conjunto de conocimientos, habilidades y atributos que el individuo tiene para que pueda realizar un trabajo de forma productiva, el cual debe actualizarse de manera permanente a lo largo de la vida del individuo.

De acuerdo con Villalobos y Pedroza (2009) los conocimientos que se adquieren como capital humano son herramientas que permitirán a los sujetos ser productivos, como resultado, los sujetos ingresarán al proceso productivo del país, pero también formarán parte de la sociedad productiva. Dicho capital humano es una posesión personal y al igual que el capital cultural, es intransferible.

La posesión tanto de capital cultural como de capital humano, dotará al individuo de las herramientas necesarias para el éxito en la vida, no obstante, tanto el capital cultural como el capital humano requieren altos niveles de lectura de los sujetos. La lectura es un mecanismo idóneo a través del cual el conocimiento puede ser incorporado.

En el caso que nos ocupa, resultó indispensable conocer no solo la frecuencia y tipo de lectura realizada por los estudiantes, sino también identificar los medios y materiales a través de los cuales los estudiantes leen, en virtud de la necesidad de determinar el papel que están tendiendo las tecnologías de la comunicación y la información en la generación de hábitos lectores en los estudiantes universitarios.

De los estudiantes encuestados en los dos centros universitarios, 59 por ciento prefieren leer en material impreso, 9.6 por ciento en material electrónico y 31.3 por ciento utiliza ambos.

La lectura impresa es la predilecta en los estudiantes. Por su edad se pensó que su preferencia estaría concentrada mayoritariamente en documentos electrónicos, sin embargo, no fue así, esto puede ser explicado debido a que su primer contacto con una computadora fue en el nivel de preparatoria y en los años escolares previos a los estudios de preparatoria su relación con la lectura fue con textos impresos, lo que pudo haber generado el hábito de leer en textos impresos, además de que ahora que son estudiantes universitarios debido al tipo de disciplina que estudian, mucho del material utilizado para su lectura no está digitalizado.

La frecuencia con la que leen es alta, 50 por ciento de la población total encuestada aseveró que lee casi siempre, 17.9 por ciento lee a menudo, 14.3 por ciento pocas veces, 14.3 por ciento algunas veces, mientras que solo 3.6 por ciento dice que casi nunca (Ver gráfica No. 1).

Es decir, 67.9 por ciento de la población son lectores constantes, es un porcentaje bastante significativo, no obstante, ellos refirieron que la mayor parte de lectura que realizan es de entretenimiento y ocio (60 por ciento), 26 por ciento lee textos científicos exigidos en la escuela y el resto, 14 por ciento, lee notas informativas, en general notas sociales, este último porcentaje se corresponde con aquellos que realizan lectura electrónica.

Frecuencia de lectura en formato impreso

El porcentaje de estudiantes que leen textos electrónicos varía de acuerdo al semestre que cursan y al centro universitario en el que estudian. En el caso del CUCEA, el porcentaje de estudiantes que utiliza material electrónico para leer es el siguiente: 11.1 por ciento de primer semestre y 3.3 por ciento de octavo semestre, en este sentido es evidente que la preferencia a la lectura electrónica incrementa entre más joven se es, por lo que se infiere que, en este caso, la tendencia al uso de los medios electrónicos para realizar la lectura va en aumento, mientras que para el caso de los estudiantes del CUCOSTASUR la tendencia es contraria, ya que 20 por ciento de estudiantes de octavo semestre utilizan material electrónico para leer y solo 12 por ciento de los estudiantes de primer semestre realizan la lecturas a través de material electrónico, lo que muestra que la tendencia es hacia la disminución del uso de este tipo de material (Ver gráfica No. 2).

Lectura de los estudiantes, por tipo de material utilizado

Al interrogar a los estudiantes acerca de la importancia que tiene para ellos la lectura en formato electrónico y la manera en que esta apoya el desarrollo de sus actividades escolares, se obtuvieron los siguientes resultados: 27.7 por ciento menciona que la lectura electrónica es positiva, ya que una de sus características es la portabilidad, lo cual es un factor importante, es decir, puede consultarse en cualquier espacio y/o tiempo, el único inconveniente que ven es que hay que estar conectados a una red de Internet y si esta no está disponible entonces será imposible acceder al documento; 27.7 por ciento dice que es positiva por practicidad (no hay que estar cargando libros); 21.7 por ciento consideran que es mejor que la lectura impresa, porque el flujo de información les parece rápido y la cantidad de la información es mayor; 12 por ciento consideran que es mejor por el ahorro de espacio físico (esta respuesta está asociada a estudiantes que viven en casas rentadas); mientras que 10.8 por ciento dijo que los textos electrónicos son una posibilidad para incrementar su acervo lector, resulta más económico y están permanentemente actualizados, lo que les permite entablar conversaciones entre pares y con sus maestros con mayor facilidad y conocimiento, además de que acceder a este tipo de textos apoya sus opiniones en clase (aunque también mencionaron que algunos docentes no les permiten estar conectados a Internet en el tiempo en el que se desarrollan las clases).

Del total de estudiantes que leen textos electrónicos, 41.2 por ciento prefiere leer en una computadora (ya sea de escritorio o una laptop), 17.6 por ciento en un teléfono inteligente, 14.7 por ciento en una computadora y teléfono inteligente, 8.8 por ciento en un teléfono inteligente y tableta electrónica, 5.9 por ciento solo en tabletas electrónicas, 2.9 en la computadora y tableta electrónica, mientras que 8.8 por ciento utiliza cualquiera de los antes mencionados, dependiendo del lugar en el que se encuentre.

Es evidente que los estudiantes de los dos centros universitarios investigados cuentan con los dispositivos electrónicos necesarios para acceder a la información electrónica, lo cual por supuesto es una posibilidad importante para que cada día su uso sea mayor, no obstante, la mayoría de ellos no la utilizan porque aún no se ha generado el hábito de la lectura a través de este medio, sin embargo, en virtud del contacto permanente con este tipo de dispositivos y las oportunidades que estos ofrecen, las cuales son reconocidas por los estudiantes, se espera que su uso se incremente hasta generar un hábito lector a partir de este medio.

Relación Lectura-Capital Social

En la parte correspondiente al capital social, se entiende como tal a:

La totalidad de los recursos potenciales o actuales asociados a la posesión de una red duradera de relaciones más o menos institucionalizadas de conocimiento y reconocimiento mutuos. Expresado de otra forma, se trata aquí de la totalidad de recursos basados en la pertenencia a un grupo. El capital total que poseen los miembros individuales del grupo les sirve a todos, conjuntamente, como respaldo, amén de hacerlos -en el sentido más amplio del término- merecedores de crédito. En la práctica, las relaciones de capital social sólo pueden existir sobre la base de relaciones de intercambio materiales y/o simbólicas, y contribuyendo además a su mantenimiento. […] En estas relaciones de intercambio, en las que se basa el capital social, los aspectos materiales y simbólicos están inseparablemente unidos, hasta el punto de que aquellas sólo pueden funcionar y mantenerse mientras esta unión sea reconocible (Bourdieu, 2001, pp.148-149)

En consecuencia, se puede decir que como parte de su capital social los estudiantes establecen redes de socialización mediadas de manera muy importante por los medios de comunicación que tienen a su alcance y que no se reducen al habla en relaciones cara a cara y en copresencia, referida a la racionalización de la acción la cual se encuentra enfocada en una intencionalidad y que por fuerza tiene que darse en circunstancias de interacción en la rutina (Giddens, 2015), sino a los medios electrónicos que estos poseen, como son computadoras, teléfonos inteligentes y tabletas electrónicas, por el nivel socioeconómico de los estudiantes se evidenció que del 100 por ciento de estudiantes entrevistados tienen al menos uno de los dispositivos en mención, más del 51 por ciento dos de ellos y 32 por ciento cuenta con los tres.

Estos aditamentos forman parte de sus posesiones personales, los cuales utilizan regularmente para comunicarse entre pares y con sus profesores, lo cual por supuesto incrementa su capital social, por ello se les cuestionó sobre si pertenecen a una comunidad de aprendizaje entendida esta como los espacios educativos que fungen como lugares de encuentro para desarrollar habilidades (Elboj Saso y Oliver Pérez, 2003). El cuestionamiento giró en torno de saber si fuera de las actividades escolares rigurosas y requeridas por el plan de estudios, concurren a actividades extra-curriculares que puedan potenciar su formación en la licenciatura, 42 por ciento mencionó que sí, mientras que 45.8 por ciento dijo que no (Ver gráfica No. 3).

Pertenencia a una comunidad de aprendizaje

Entre las preguntas, destacaba si pertenecían a un club o taller de lectura (pues la Universidad de Guadalajara brinda dicho servicio), 95.2 por ciento dijo que no, únicamente 4.8 por ciento dijo que sí (Ver gráfica No. 4). A la pregunta de que si conocían que la universidad brindaba el servicio, solo 9.6 por ciento dijo que sí sabía de la existencia del Club de Lectura, mientras que el 90.4 por ciento dijo desconocerlo, lo cual implica la necesidad de la propia Universidad de hacer mayor difusión a este, lo que sin duda redundaría en que los estudiantes elevaran su nivel de lectura y por supuesto, la comprensión de textos.

Pertenencia a un club o taller de lectura

También se les preguntó si pertenecían a algún club social o deportivo o bien tenían alguna red social de amigos, solo 15 por ciento de ellos pertenece a un club o grupo deportivo, ninguno a un club social y las redes sociales que establecen solo son con grupos de amigos de 3 a 5 integrantes y en relaciones cara a cara, y con grupos más grandes a través de mensajería electrónica, específicamente WhatsApp.

Son estudiantes cuyos niveles de comunicación e interconexión son altos y para ello mantienen activos sus dispositivos electrónicos, esto podría facilitar su uso para la lectura de textos electrónicos.

Conclusiones

El siglo XXI ha sido caracterizado por el alto nivel de interconexión e intercomunicación, lo cual se prevé es positivo para la socialización de conocimientos a nivel masivo, no obstante, para ello se requieren materiales y medios que no siempre están al alcance de la mayor parte de la población, especialmente cuando se trata de países subdesarrollados. Adicionalmente y de manera muy importante, la diferenciación cultural presenta amplias resistencias a los cambios y a la implementación del uso de nuevas tecnologías, lo que da como resultado que las diversas comunidades las introduzcan en distinto grado y nivel.

Parte importante del discurso globalizador está centrado en la utilidad que representa el uso y manejo de las nuevas tecnologías en el ámbito educativo y la posibilidad de incrementar el nivel de lectura de los estudiantes a través de estos medios, por ello resulta indispensable analizar cada caso en particular, ya que cada contexto puede reportar resultados distintos.

Para el caso estudiado:

Es necesario incluir en el sistema educativo mexicano un plan de formación del hábito lector, enseñar a leer y escribir no es suficiente, si no se genera el hábito de la lectura se continuará leyendo más por obligación que voluntad propia.

Habituarse a la lectura implica familiarizarse con el formato, la estructura y organización del texto, lo cual implica que para el caso de la lectura de textos electrónicos, se hace necesario un plan de formación del hábito lector de este tipo de documentos.

La investigación se realizó en dos centros universitarios de la Universidad de Guadalajara, por su ubicación (occidente del país) y el índice de desarrollo humano de su población, el nivel socioeconómico familiar de los estudiantes que a estos acuden permite que ellos posean dispositivos electrónicos personales, debido a que el promedio de ingreso familiar de los estudiantes del CUCEA es mayor que el de los estudiantes del CUCEA los dispositivos varían en marca y precio, pero todos poseen al menos uno.

La posesión de dispositivos electrónicos en los que pueden consultar materiales electrónicos para su lectura no representa ningún problema, al igual que la conectividad, ya que la mayor parte de estudiantes cuenta con este servicio, ya sea en su hogar o en la universidad.

En ambos centros universitarios los estudiantes tienen mayor preferencia por la lectura en textos impresos, resultado de un hábito de lectura generado a partir del uso de este tipo de materiales en su formación previa, sin embargo, las Tecnologías de la Información y la Comunicación permean sus vidas y aunque no las utilicen fundamentalmente para leer textos propios de la licenciatura que estudian, tienen acceso a ellas permanentemente debido a que la mayoría cuentan con los medios para hacerlo (computadoras, tabletas electrónicas y teléfonos celulares), lo cual resulta útil para incrementar tanto su capital cultural y humano, como social. Si se promueve la utilización de estos instrumentos en el aula con fines académicos, podría generarse el hábito de la lectura a través suyo.

Se esperaba que por su edad, nivel socioeconómico y en función del nivel de conectividad al que están expuestos, los estudiantes preferirían realizar lecturas electrónicas y no en material impreso, sin embargo, es claro que para el caso del material escolar aún existe el hábito de leer material impreso.

En los dos centros universitarios estudiados la lectura en textos electrónicos es bajo, sin embargo, en el CUCEA la tendencia va en aumento, ya que en los estudiantes de primer semestre se eleva el porcentaje de uso respecto de los de octavo semestre, además se observa que este centro universitario cuenta con 10 laboratorios de cómputo los cuales están disponibles para su uso permanente, lo cual, sin duda, incentiva el uso de este tipo de dispositivos y puede ser un elemento de motivación a la lectura de textos electrónicos.

Por el contrario en el CUCOSTASUR la tendencia es a la baja, hay un porcentaje menor de estudiantes de primer semestre que leen textos electrónicos en relación a los de octavo semestre, los estudiantes son de un nivel socioeconómico más bajo que los del CUCEA, por tanto su nivel de conectividad es más restringido, es decir, la mayor parte de ellos acceden a Internet solo en la escuela, adicionalmente en este centro universitarios solo hay cuatro laboratorios de cómputo; estas pudieran ser las razones por las cuales la lectura en materiales electrónicos es menor.

En general, el bajo porcentaje de lectura en textos electrónicos en los dos centros universitarios investigados se explica por: 1) El contacto de los estudiantes con equipo de cómputo hasta el nivel preparatoria y la generación del hábito de la lectura a través de material impreso y no electrónico, 2) Ausencia de centros de cómputo en las escuelas preparatorias públicas (de las cuales provienen la mayor parte de estudiantes) que estuvieran disponibles para ellos, 3) Ausencia de computadora en su hogar para su uso individual y 4) Poco material digitalizado para el estudio de la carrera de Administración.

La lectura de materiales para la carrera (impresos o electrónicos), no es una actividad prioritaria en la vida de los estudiantes, es necesario hacer uso de todas las herramientas disponibles para incrementar el nivel de lectura, incluidas las Tecnologías de la Información y la Comunicación, aprovechando que los estudiantes son capaces de reconocer elementos positivos sobre la utilización de material electrónico para la lectura, tales como: portabilidad, costo, amplitud y diversidad de la información e incremento de capital cultural y social.

Adicionalmente es necesario acercar a los jóvenes a los talleres de lectura que se ofrecen en los centros universitarios y a las bibliotecas públicas, y motivarlos planteando la importancia de ser individuos informados y capacitados para tener opiniones argumentadas sobre los temas relevantes e importantes de la sociedad con alto capital cultural, humano y social. Incrementar su acervo lector es fundamental y eso se logra solo a través del hábito de la lectura.

Creemos que el tipo de material de lectura al que se enfrentan los estudiantes (impreso y/o electrónico) tiene diferencias sustantivas que no solo refieren al acceso y a la conectividad, sino a que el propio formato electrónico tiene características propias que hay que aprender y al que hay que habituarse, lo cual implica generar el hábito de la lectura de textos electrónicos, lo cual representa un reto personal, pero también un reto escolar, aprovechar la posibilidad que ofrecen las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación resulta altamente viable tanto para incrementar los niveles lectores de los jóvenes universitarios como para a través de ellos incrementar su capital cultural, humano y social.



Notas

1 La Unidad de Medida y Actualización (UMA), en el año 2017 tenía un valor mensual de $2,294.42 (Consultado desde la página del INEGI: http://www.beta.inegi.org.mx/temas/uma/



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