Manifestaciones orales en pacientes con COVID 19

Oral manifestations in patients with COVID 19

Ma. Magdalena Patiño Suárez Facultad de Ciencias Odontológicas y Salud Pública, Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas
Alejandro Meza Castillejos Facultad de Ciencias Odontológicas y Salud Pública, Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas
Ángel Gutiérrez Zavala Facultad de Ciencias Odontológicas y Salud Pública, Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas


DOI: https://doi.org/10.31644/IMASD.29.2022.a09

Recepción: 05 abril 2021 Aceptación: 21 septiembre 2021 Publicación: 01 de febrero 2022

Resumen

El 2019-nCoV se llama oficialmente SARS-CoV-2 y causa la enfermedad llamada COVID 19, la cual es considerada pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS). La COVID 19 es una infección que produce un síndrome respiratorio agudo severo que se ha caracterizado por fiebre, síntomas respiratorios y gastrointestinales, así como otras manifestaciones sistémicas. En este contexto, se han ido reportando manifestaciones clínicas en pacientes con SARS-CoV-2 positivos que han ido enriqueciendo el conocimiento sobre las características del cuadro clínico, sin embargo, uno de los aspectos escasamente documentados es la semiología a nivel de la cavidad oral. Nuevas evidencias muestran la relevancia de la cavidad oral como un reservorio del virus por lo que desempeña un papel fundamental en el diagnóstico, evolución y transmisión epidemiológica de los patrones de infección del COVID-19. El objetivo del presente es realizar una revisión y análisis de las evidencias disponibles en referencia a las manifestaciones orales en el contexto de la infección de SARS-CoV-2.

Palabras clave: Manifestaciones orales; COVID 19; SARS-CoV-2

-Abstract-

The 2019-nCoV is officially called SARS-CoV-2. It causes a disease which called COVID 19. This is considered a pandemic by the World Health Organization (WHO). This infection produces a severe acute respiratory syndrome characterized by fever, respiratory and gastrointestinal symptoms and systemic manifestations. In this context, clinical manifestations have been reported in patients with positive SARS-CoV-2, which have been improving the knowledge about the characteristics of the clinical picture, however one of the scarcely documented aspects is the semiology at the level of the oral cavity. New evidence shows the relevance of the oral cavity as a reservoir of the virus, so it plays a fundamental role in the diagnosis, evolution, and epidemiological transmission of COVID 19 infection patterns. This document aims to review and analyze the available evidence about oral manifestations in the context of SARS-CoV-2 infection.

Keywords: Oral manifestations; COVID 19; SARS-CoV-2

Introducción

La cavidad oral es un sitio de manifestación de diferentes condiciones sistémicas, así como puede considerársele la puerta de entrada a virus y bacterias del medio ambiente, por lo tanto, es una de las primeras interfaces entre el exterior y el cuerpo (Farook, et al., 2020). Se ha sugerido que la cavidad oral es un perfecto hábitat para la invasión por el síndrome respiratorio agudo severo (SARS-CoV-2) debido a la especial afinidad que tiene el virus por células con los receptores para la enzima convertidora de angiotensina 2 (ECA2), (Xu, et al. 2020; Herrera, et al. 2020). Los órganos que están en riesgo y son vulnerables a la infección por coronavirus 2 del SARS-CoV-2 son el pulmón, corazón, esófago, riñón, vejiga e íleon, y tipos de células específicas localizadas, es decir, células alveolares de tipo II (AT2), células epiteliales estratificadas, células del miocardio, células del túbulo proximal del riñón, células epiteliales del íleon y del esófago, células uroteliales de la vejiga, linfocitos T y células epiteliales de la mucosa oral, la encía, la lengua, las glándulas salivales y las amígdalas; estos tipos celulares son vulnerables a la infección por COVID 19 y pueden convertirse en células hospedadoras del virus y causar respuesta inflamatoria en órganos y tejidos relacionados, como la mucosa de la lengua y las glándulas salivales (Wang, et al. 2020; Zou, et al., 2020; Gaitán, et al. 2019).

Existen reportes de algunos casos de COVID 19 que informan manifestaciones orales que incluyen sialoadenitis aguda y crónica, anosmia, ageusia y ulceraciones orales inespecíficas y/o vesiculobullosas en la mucosa oral y en el paladar, cambios en las características de membranas mucosas, gingivitis descamativa, cambios en la producción y calidad de la saliva, estomatitis, pigmentación, reacción liquenoide, petequias y coinfecciones como candidiasis, entre otras (Amorim, et al., 2020 y 2021; Cebeci & Çaşkurlu, 2019; Carreras, et al., 2020; Herrera, et al., 2020; Cardoso, et al., 2020). Por otro lado, aunque existen muchos estudios en la literatura sobre signos clínicos en pacientes con SRAS-CoV-2 positivos (Wu, et al., 2020; Struyf, et al., 2020; Gralinski & Menachery, 2020; Gutiérrez & Zambrano, 2020; Nemeth, et al., 2020), la mayoría de ellos no han verificado el estado de salud bucal de los pacientes, por lo que se conoce poco la interrelación de la cavidad oral con SARS-CoV-2. Debido a que esta cepa de virus presenta una gama amplia de expresiones clínicas y, al mismo tiempo, se torna discutible debido a que se debe establecer si las manifestaciones orales son resultado de la infección viral directa, si son producto del compromiso sistémico del paciente o si se presentan como reacciones negativas o incluso posibles infecciones oportunistas a los tratamientos recibidos para tratar la COVID 19, por lo que el objetivo del presente artículo es realizar una revisión actualizada de la literatura, reportes de casos clínicos y cartas al editor en referencia a las manifestaciones orales en el contexto de la infección de SARS-CoV-2.

Antecedentes

Tres nuevos coronavirus han surgido como nuevos patógenos zoonóticos letales de humanos durante los últimos 17 años: el coronavirus del SARS (SARS-CoV) que surgió en China entre 2002 y 2003, el coronavirus del síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) (MERS-CoV) que surgió en Arabia Saudita en 2012 y recientemente SARS-CoV-2 (Hui, et al., 2020).

En diciembre de 2019, las autoridades sanitarias chinas informaron por vez primera sobre decenas de infecciones de neumonía en la ciudad de Wuhan (provincia de Hubei) sin una etiología reconocida (Zhou, et al., 2020). Los primeros pacientes reportados con neumonía en Wuhan tenían un historial de visitas o asociación con un mercado local donde se venden animales salvajes. El agente causal se identificó como un nuevo coronavirus (2019-nCoV) que, se cree, se originó en el mercado de productos del mar de Huanan (Wang, et al., 2020). Debido a su marcada similitud en términos de síntomas clínicos y naturaleza biológica con el agente causante del SARS, el nuevo coronavirus fue nombrado SARS-CoV-2 (Lu, et al., 2020; Chen, et al., 2020).

Después de un rápido aislamiento del virus, los análisis filogenéticos mostraron que el SARS-CoV-2 está estrechamente relacionado con dos coronavirus del SARS de origen murciélago, bat-SL-CoVZC45 y bat-sl-covgxc21, pero está distante del SARS-CoV humano (79% de homología de secuencia) y del MERS-CoV (50%), (Mousavizadeh & Ghasemi, 2020). Las investigaciones epidemiológicas mostraron que diferentes animales (murciélagos, pangolines, serpientes) podrían haber sido huéspedes intermediarios que facilitaron la propagación del SARS-CoV-2 como un Betacoronavirus humano distinto de los murciélagos a la población humana (Abduljalil & Abduljalil, 2020). Actualmente, se ofrecen evidencias genéticas y experimentales que documentan un proceso de selección natural (origen zoonótico) del brote, entre especies silvestres y el ser humano. El brote de COVID 19 se originó en murciélagos y fue transferido a los humanos a través de un huésped intermedio, el pangolín. Una sola transmisión de animal a humano inició el brote de COVID 19, seguido de una transmisión sostenida de persona a persona (Chan, et al., 2020). Los estudios estructurales y bioquímicos muestran que el SARS-CoV-2 se ha adaptado óptimamente para reconocer la proteína humana ECA2, que funciona como receptor para unirse a la membrana de células humanas. Se ha encontrado que la proteína del virus responsable de esta unión tiene un dominio de seis aminoácidos, que es el responsable del reconocimiento de ECA (enzima convertidora de angiotensina) con alta afinidad, pero también se ha encontrado que este dominio presenta alta afinidad para ECA en hurones, gatos y otras especies. Estas observaciones son fuerte evidencia de que el SARS-CoV-2 no es producto de una manipulación en laboratorio, sino que tiene origen en otras especies (Andersen, et al., 2020; Torres, 2020).

Presentación clínica

El cuadro clínico, en pacientes con COVID 19, pueden manifestarse a través de muy diversos síntomas; desde ser asintomáticos, o bien presentar una enfermedad leve, con fiebre, mialgia o fatiga, tos seca y, en algunos casos, dificultad para respirar, como síntomas principales (Herrera, et al., 2020); algunos pueden experimentar molestias y dolores musculares, congestión nasal, secreción nasal, dolor de garganta, vómitos, diarrea y manifestaciones cutáneas (Huang, et al., 2020). Sin embargo, casi el 14% presenta signos y síntomas de enfermedad grave, que requiere hospitalización y soporte con oxígeno y el 5% necesita ingresar en unidades de cuidados intensivos. Los casos severos generalmente incluyen deterioro de la función de diferentes órganos como lesión renal aguda, lesión cardíaca, disfunción hepática y complicaciones graves como SARS, sepsis y shock séptico (Herrera, et al., 2020; Wang. et al., 2020; Chan, et al., 2020; Huang, et al., 2020; Wu, et al., 2020; Chen, et al., 2020)

Toda la población es susceptible de infectarse con COVID 19, la población más afectada se concentra en la edad adulta (edad media de los primeros 41 casos: 49 años IC 95% 41.0 - 58.0) y varones (Huang, et al., 2020; Sifuentes & Palacios, 2020). Los adultos mayores y los pacientes con comorbilidades, como diabetes, asma, hipertensión, enfermedad coronaria, envejecimiento y obesidad tienen un mayor riesgo de desarrollar neumonía grave y complicaciones asociadas con COVID 19 (Herrera, et al., 2020; Wu, et al., 2020; Struyf, et al., 2020; Gutiérrez & Zambrano, 2020). No se ha observado evidencia de infección intrauterina por transmisión vertical en el caso de mujeres embarazadas (Sifuentes & Palacios, 2020).

2019-nCoV

Los nuevos coronavirus parecen emerger periódicamente en humanos, debido principalmente a la alta prevalencia y amplia distribución de coronavirus, la gran diversidad genética, la frecuente recombinación de sus genomas, y al aumento de las actividades de interfaz humano-animal (Zhu, et al., 2019). El SARS-CoV-2 es un virus que pertenece al reino Riboviria, orden Nidovirales, suborden Cornidovirineae, familia Coronaviridae, género Betacoronavirus y a la especie de coronavirus relacionado con el SARS. Es un virus esférico pleomórfico que contiene una cadena de RNA monocatenario que va en sentido positivo asociado a una nucleoproteína protegido por una cápside con matriz proteica; en su superficie presenta una glicoproteína que tiene forma de espiga y que sirve de receptor de unión (Gorbalenya, et al., 2020; Villanueva & Escalante, 2020). El genoma viral codifica cuatro proteínas estructurales principales: proteína de las espinas (S o Spike protein), proteína del nucleocápside (N), proteína de la membrana (M) y proteína de la envoltura (E). La proteína S facilita la entrada a la célula huésped, por lo que es muy importante para determinar la virulencia del SARS-CoV-2 (Gaitán, et al., 2019).

La vía e inoculación oral se da mediante gotas de saliva y aerosoles producidos por un paciente infectado y la aspiración del huésped. El virus, una vez localizado sobre el epitelio escamoso estratificado de la lengua y el epitelio glandular, busca los receptores de ECA2 mediante la glicoproteína de superficie en forma de espiga fungiendo como llave. Para que el virus complete la entrada después del proceso inicial la glicoproteína de espiga debe ser activada por una proteasa llamada TMPRSS2 (Mousavizadeh & Ghasemi, 2020). Una vez dentro de la célula huésped el genoma se transcribe y luego se traduce, la replicación y transcripción se lleva a cabo en las membranas citoplasmáticas e implican procesos coordinados de síntesis de RNA, continua y discontinua, que son mediados por la replicación viral (Villanueva & Escalante, 2020; Chen, et al., 2020).

Dos de los sitios con mayor cantidad de receptores ECA2 son las glándulas y el epitelio escamoso estratificado de la mucosa de la lengua lo que les confiere ser un reservorio del virus que le permite una replicación adecuada y aumento de su carga viral; por lo tanto, es potencialmente infeccioso en las funciones masticatorias, deglución, habla, respiración y demás del tracto aéreo superior (Mousavizadeh & Ghasemi, 2020; Villanueva & Escalante, 2020; Chen, et al., 2020).

Manifestaciones orales

Una encuesta transversal en línea en donde se incluyó a 1480 pacientes con síntomas similares a los de la influenza, y en 59 de 102 pacientes que dieron positivo para COVID 19, 40 (68%) informaron pérdida del olfato y 42 (71%) informó pérdida o cambios en el gusto. Desafortunadamente, en este estudio no se informaron comorbilidades médicas y/u orales (Yan, et al., 2020). Por otro lado, un estudio epidemiológico multicéntrico europeo, donde se analizó la prevalencia de disfunciones olfativas y gustativas como presentación clínica en una cohorte de 417 casos confirmados por laboratorio de COVID 19 con presentación leve a moderada de la enfermedad, se encontró que el 88.8% de los pacientes presentaban trastornos gustativos. Varios pacientes también presentaron varias comorbilidades, las más comunes incluyeron rinitis alérgica, asma, hipertensión e hipotiroidismo, pero el porcentaje de pacientes con estas afecciones fue bajo (Lechien, et al., 2020). En un meta-análisis de 9 estudios de Europa, América del Norte, China y Medio Oriente, se informó la presencia de disfunción gustativa (n = 1390) en 43.93% (IC95% 20.46% a 68.95%) de los pacientes con COVID 19 (Tong, et al., 2020).

En este mismo contexto, en una revisión sistemática (Amorim et al., 2021), donde se incluyeron 40 estudios publicados en cualquier idioma (33 transversales y 7 informes de casos) de 19 países, se analizaron 10228 pacientes con COVID 19. La reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa para la detección de ARN viral y los ensayos serológicos para la detección de anticuerpos IgG / IgM fueron los métodos más empleados para la confirmación de COVID 19 en estos estudios. Se encontró que el deterioro gustativo fue la manifestación oral más común, con una prevalencia del 45% (IC 95%, 34% a 55%). Cuando se evaluó cada trastorno por separado, la prevalencia de disgeusia fue del 38% (IC 95%, 22% a 56%), 35% para hipogeusia (IC 95%, 21% a 51%; I2 = 97%) y 24% para ageusia (IC 95%, 15% a 35%). Otros estudios detallan de igual manera, que la alteración del gusto fue la manifestación oral más reportada y por lo tanto descrita durante el COVID 19 con un rango de prevalencia entre el 5.6% (Mao, et al., (2020) y el 92.64% (Bénézit, et al., 2020). Una investigación llevada a cabo en Milán, Italia, encontró que de 59 pacientes con SARS-CoV-2, el 34% tenía ageusia (Gutiérrez & Zambrano, 2020). Otros autores informaron que en el 11% de los casos los pacientes mencionaron la alteración del gusto como el primer síntoma de la infección por COVID 19, (Hjelmesæth & Skaare, 2020), mientras que otros reportes incluso describieron la alteración del gusto como el síntoma único o de inicio en la enfermedad leve o como síntoma inicial de pacientes que finalmente presentan insuficiencia respiratoria más grave debido a neumonía atípica (Jang, et al., 2021; Biadsee, et al., 2020). Otro resultado señala que la resequedad de boca y ambligeustia, se manifestaron en una proporción relativamente alta en 108 pacientes con COVID 19 (47.2% y 46.3%, respectivamente); y el 11.1% de los pacientes presentaron sequedad e inflamación de la boca (Chen, et al., 2020).

Recientemente, la xerostomía o síndrome de boca seca se ha relacionado con COVID 19, ya que se ha encontrado principalmente entre los pacientes con COVID 19. En un estudio de serie de casos en 128 pacientes ambulatorios no hospitalizados que fueron puestos en cuarentena, 72 pacientes (28 hombres, 44 mujeres) presentaron xerostomía, y se encontró una fuerte asociación con ardor en la boca y cambios en el gusto (p = 0.002, p = 0.009, respectivamente), (Biadsee, et al., 2020).

En cuanto a las lesiones de la mucosa oral, en una revisión de informes de casos (Amorim et al., 2021), se describen presentando aspectos clínicos diversos, como úlceras, ampollas, máculas y placas, variando en cantidad, color, tamaño y localización (tabla 1). La lengua, el paladar, los labios, la encía y la mucosa bucal se vieron afectados. En casos leves, las lesiones de la mucosa oral se desarrollaron antes o al mismo tiempo que los síntomas respiratorios iniciales; sin embargo, en aquellos que requirieron medicación y hospitalización, las lesiones se desarrollaron aproximadamente de 7 a 24 días después del inicio de los síntomas.

Otro estudio observó que en 666 pacientes con COVID 19, que tenían neumonía leve a moderada, el 40.65% (304) presentaron una o más manifestaciones mucocutáneas. Los hallazgos en la cavidad oral se presentaron en 78 casos (25.7%), incluyendo papilitis lingual transitoria (11.5%), glositis con indentaciones laterales (6.6%), estomatitis aftosa (6.9%), glositis con depapilación irregular (3.9%) y mucositis (3.9%). Se notificó sensación de ardor en el 5.3% de los pacientes y las alteraciones del gusto (disgeusia) se asociaron comúnmente (Capocasale, et al., 2021).

En otra revisión narrativa de casos (Jimenez, et al., 2020), se encontraron tres manifestaciones orales diferentes: alteración del gusto, ampollas y úlceras orales y lesiones orales asociadas con enfermedades similares a Kawasaki (eritema, sangrado de labios, “lengua de fresa”). A partir del análisis de la literatura, también se reportaron manifestaciones orales asociadas a otras alteraciones dermatológicas; tal es el caso de tres mujeres positivas para COVID 19, de entre 58 y 77 años, con máculas palatinas y petequias asociadas con una erupción similar al eritema multiforme. Se encontró que esta manifestación ocurría en promedio 19.5 días después de la infección. Además, se registró un caso de estomatitis herpética de 100 pacientes intubados (Rivera, et al., 2020).

Uno de los temas de interés durante el brote de COVID 19 es la posible asociación entre la enfermedad de Kawasaki (EK) y la infección por coronavirus. La EK puede mostrar cambios en los labios y la cavidad oral, que incluyen eritema, sequedad, fisuras, descamación, agrietamiento, sangrado de labios, "lengua de fresa”. Cuando la EK se presenta en asociación con COVID 19, sus manifestaciones clínicas son peores en comparación con las características clínicas informadas en la literatura; por lo tanto, en estos casos, se informó como una enfermedad similar a Kawasaki (Verdoni, et al., 2020). Un estudio observacional mostró que, durante el brote de COVID 19, la EK tuvo una incidencia mensual al menos 30 veces mayor que la incidencia mensual de los 5 años anteriores en el distrito de Bérgamo. El estudio reportó 10 pacientes pediátricos afectados por esta condición, 5 de ellos presentaban la forma clásica y 5 la forma incompleta. El 80% de los pacientes diagnosticados de forma clásica presentaron alteraciones de los labios o de la cavidad bucal, o ambos y uno de ellos presentó adenopatías cervicales posteriores. La conjuntivitis no exudativa asociada con cambios en los labios y la mucosa oral se destacó en uno de los pacientes afectados por la forma incompleta de Kawasaki (Verdoni, et al., 2020). Además, un reporte de caso de los Estados Unidos describió a un paciente de 5 años, diagnosticado con Kawasaki incompleto asociado con fiebre (hasta 39.4° C durante 8 días), labios secos, agrietados y eritematosos, conjuntivitis no exudativa y linfadenopatía sin erupción cutánea (Rivera, et al., 2020).

En el análisis de otra revisión (Iranmanesh, et al., 2021), las manifestaciones orales incluyeron úlcera, erosión, ampolla, vesícula, pústula, lengua fisurada o depapilada, mácula, pápula, placa, pigmentación, halitosis, áreas blanquecinas, costra hemorrágica, necrosis, petequias, hinchazón, eritema y sangrado espontáneo. Los sitios más comunes de afectación en orden descendente fueron: lengua (38%), mucosa labial (26%), paladar (22%), encía (8%), mucosa bucal (5%), orofaringe 84%) y amígdalas (1%). Los diagnósticos sugeridos de las lesiones fueron estomatitis aftosa, lesiones herpetiformes, candidiasis, vasculitis, similar a Kawasaki, similar a eritema multiforme, mucositis, erupción farmacológica, enfermedad periodontal necrotizante, angina bullosa, queilitis angular, atípica, Síndrome de Sweet y síndrome de Melkerson-Rosenthal.

Las lesiones orales fueron sintomáticas en 68% de los casos y fueron casi iguales en ambos sexos (49% mujeres y 51% masculino). El tiempo de latencia entre la aparición de los síntomas sistémicos y las lesiones orales fue de 4 días antes hasta 12 semanas después del inicio de los síntomas sistémicos. En tres casos, las lesiones orales precedieron a los síntomas sistémicos y en cuatro casos aparecieron simultáneamente síntomas orales y sistémicos. Las lesiones orales cicatrizaron entre 3 y 28 días después de la aparición. Los pacientes de mayor edad y mayor gravedad de la enfermedad COVID 19 tenían lesiones orales más extensas y graves (Iranmanesh, et al., 2021). La descripción de las lesiones fueron las siguientes: a) lesiones aftosas, aparecieron como múltiples úlceras superficiales con halos eritematosos y pseudomemberanas de color blanco amarillento en las mucosas tanto queratinizadas como no queratinizadas. En un paciente, las lesiones orales aparecieron simultáneamente con síntomas sistémicos. Se observaron lesiones aftosas sin necrosis en pacientes más jóvenes con infección leve, mientras que las lesiones aftosas con necrosis y costras hemorrágicas se observaron con mayor frecuencia en pacientes mayores con inmunosupresión e infección grave. La regresión de las lesiones orales se asoció en paralelo con la mejora de la enfermedad sistémica (Iranmanesh, et al., 2021; Brandáo, et al., 2021); b) lesiones ulcerativas o erosivas, aparecieron como lesiones dolorosas con bordes irregulares en lengua, paladar duro y mucosa labial, después de un tiempo de latencia de 4 a 7 días y en un caso, las lesiones aparecieron 3 días antes del inicio de los síntomas sistémicos y se recuperaron después de 5 a 21 días (Iranmanesh, et al., 2021; Chaux-Bodard, et al., 2020; Soares, et al., 2020; Indu, 2020); c) lesiones herpetiformes, se presentaron como múltiples úlceras dolorosas, unilaterales, redondas de color gris amarillento con un borde eritematoso en las mucosas queratinizadas y no queratinizadas. Las manifestaciones de estas lesiones precedieron, coincidieron o siguieron a los síntomas sistémicos. En un caso, la lengua geográfica apareció después de la recuperación de lesiones herpetiformes (Carreras, et al., 2020; Iranmanesh, et al., 2021; dos Santos, et al., 2020; Aghazadeh, et al., 2020; Kämmerer, et al., 2020). Se reportó la presencia de placas o parches blancos y rojos en el dorso de la lengua, la encía y el paladar de pacientes con COVID 19 confirmado o sospechado (Iranmanesh, et al., 2021; Dos Santos, et al., 2020; Díaz, et al., 2020; Corchuelo & Ulloa, 2020); d) lesiones similares a eritema multiforme aparecieron como ampollas, gingivitis descamativa, máculas eritematosas, erosiones y queilitis dolorosa con costra hemorrágica en pacientes con lesiones cutáneas diana en las extremidades. Las lesiones aparecieron entre 7 y 24 días después del inicio de los síntomas sistémicos y se recuperaron después de 2 a 4 semanas; (Carreras, et al., 2020; Rivera, et al., 2020; Iranmanesh, et al., 2021; Labé, et al., 2020). e) lesiones similares a la angina bullosa, se presentaron ampollas eritematosas violetas asintomáticas sin sangrado espontáneo en la lengua y el paladar duro en dos casos confirmados de COVID 19 (Iranmanesh, et al., 2021; Cruz, et al., 2020); f) enfermedad periodontal necrotizante (EPN): se informa de una mujer de 35 años con sospecha de COVID 19 que presentó fiebre, linfadenopatía submandibular, halitosis severa y lesiones orales las cuales incluyeron una encía dolorosa, eritematosa y edematosa generalizada con necrosis de las áreas interpapilares y sangrado. El diagnóstico sugerido fue gingivitis necrozante por coinfecciones bacterianas (especialmente Prevotella intermedia) junto con COVID 19 (Patel & Woolley, 2021). A este respecto, los análisis metagenómicos de las personas infectadas con el coronavirus 2 del SARS‐CoV‐2 con frecuencia detectan lecturas bacterianas anormalmente altas de Prevotella intermedia además de géneros patógenos comunes implicados en la aparición y progresión de enfermedades bucales como estreptococos, Fusobacterium, Treponema y Veillonella. Prevotella intermedia se considera una de las principales especies bacterianas etiológicas de varias lesiones periodontales agudas que, junto con las especies de Fusobacterium y Treponema, constituyen una gran proporción de la microbiota presente en las lesiones de EPN. Las EPN son más prevalentes en pacientes con VIH. De manera similar en términos mecánicos, la infección por SARS‐CoV‐2 puede predisponer a los individuos a EPN através de la coinfección bacteriana propagada por Prevotella intermedia (Chakraborty, 2020). En un estudio, cuyo objetivo fue investigar la presencia de SARS-CoV-2 en el tejido periodontal realizando biopsia post-mortem en siete casos fatales de COVID 19, las siete autopsias estudiadas con pruebas de laboratorio positivas para COVID 19 incluyeron al 57.14% de los pacientes con una edad promedio de 47.4 (rango 8 a 74). En cinco casos, el tejido periodontal fue positivo para SARS-CoV-2 (RT-PCR). Los análisis histopatológicos mostraron alteraciones morfológicas en los queratinocitos del epitelio de unión, una vacuolización del citoplasma y núcleo y pleomorfismo nuclear; los hallazgos de este estudio muestran que el tejido periodontal parece ser un objetivo del SARS-CoV-2 y puede contribuir durante mucho tiempo a la presencia del virus en las muestras de saliva, observando que es posible que la respuesta del tejido periodontal sea diferente en individuos con COVID 19 que son asintomáticos o tienen solo síntomas leves. Estos hallazgos pueden indicar un nuevo enfoque para comprender el patrón de contaminación de COVID 19 (Fernandes, et al., (2020): g) vesículas y pústulas, se encontró un informe de una niña de 9 años que presentó fiebre, debilidad, dolor abdominal y diarrea que coincidió con un exantema papular eritematoso oral y acral. Las lesiones orales incluyeron erupciones vesiculares y erosiones en la lengua y la mucosa bucal. La prueba de PCR para COVID 19 fue positiva. Las lesiones curaron después de 1 semana (Aghazadeh, et al., 2020). También hubo otro informe sobre un hombre de 51 años que presentó fiebre, fatiga, tos seca, disgeusia, anosmia y una serología positiva para COVID 19. Después de 10 días, apareció eritema generalizado en paladar duro y orofaringe con petequias y pústulas en el borde del paladar blando. El diagnóstico sugerido fue enantema por COVID 19 y las lesiones curaron a los pocos días (Díaz, et al., 2020); h) petequias, en algunos estudios, se notificaron en el labio inferior, el paladar y la mucosa de la orofaringe. El tiempo de latencia para los pacientes con petequias fue más corto en comparación con los pacientes con petequias y lesiones maculares (Cebeci & Çaşkurlu, 2019; Rivera, et al., 2020; Corchuelo & Ulloa, 2020; Jimenez, et al. (2020), i) lesiones inespecíficas (mucositis), varios estudios se informaron máculas, placas, pápulas y placas eritematosas violáceas en la lengua, la mucosa de los labios, el paladar duro y la orofaringe (Cebeci & Çaşkurlu, 2019; Rivera, et al., 2020; Soares, et al., 2020; Cruz, et al., 2020; Patel & Woolley, 2021; Malih, et al., (2020; Tomo, et al., 2020); y j) pigmentación posinflamatoria, un informe de pigmentación en la encía adherida e interpapilar en una mujer de 40 años (Corchuelo & Ulloa, 2020).

Conclusiones

La investigación actual muestra que el daño del coronavirus en los órganos respiratorios y otros órganos podría estar relacionado con la distribución de los receptores de la ECA2 en el sistema humano. Se ha comprobado que la cavidad oral es el portal de ingreso perfecto para infección por SARS-CoV-2 por la especial afinidad del virus con los receptores ECA2 presentes en las células de la mucosa oral, lengua y glándulas salivales. Una vez instaurada la enfermedad, el virus tendría la capacidad de alterar el equilibrio de la microbiota oral e inmunosuprimir al paciente, permitiendo la posible aparición de infecciones oportunistas. Esto, combinado con la terapia farmacológica y trastornos de las glándulas salivales, cuya etiología aún no está del todo clara, contribuiría al desarrollo de trastornos sensoriales y a resultados adversos relacionados con la salud bucal.

La alteración del gusto se considera una de las manifestaciones orales más frecuentes directamente relacionado con la infección por SARS-CoV-2, con diferentes grados que varían desde ageusia, disgeusia, e hipogeusia. Las alteraciones del gusto pueden ser uno de los primeros signos de COVID 19 y puede ser el único síntoma de COVID 19 en formas asintomáticas y leves de la enfermedad aunque también se han considerado como un efecto secundario del tratamiento con COVID 19.

Aparte de la alteración del gusto, se detectaron varios casos de manifestaciones orales que lo más probable es que se presenten como coinfecciones y manifestaciones secundarias con múltiples aspectos clínicos debidas a tratamientos para COVID 19 o relacionadas con una condición sistémica debilitada de los pacientes y no como un tipo de afección causada por el SARS-CoV-2. No hay evidencia científica en la literatura que certifique qué síntomas orales puede causar realmente el SARS-CoV-2. De hecho, a partir del análisis de la literatura consultada, es difícil notar que las condiciones clínicas que manifiestan los pacientes se deben al SARS-CoV-2. La falta de higiene oral, las infecciones oportunistas, el estrés, las enfermedades subyacentes (diabetes mellitus, inmunosupresión, entre otras), el traumatismo (secundario a la intubación), el compromiso vascular y la respuesta hiperinflamatoria secundaria al COVID 19 podrían ser los factores predisponentes más importantes para el desarrollo de lesiones orales en pacientes con COVID 19.

Finalmente, es importante contar con un equipo especializado en odontología dentro de los hospitales para comprensión y evaluación de signos y síntomas orales en pacientes diagnosticados con infección por SARS-CoV-2 a fin de poder evidenciar si las manifestaciones orales forman parte de la semiología de la infección de este nuevo coronavirus.

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