Irene Barboza Carrasco1
Yolanda Castañeda Altamirano1
Jorge Luis López Jiménez2
Julio Guillen Velázquez1
En México existe un elevado número de jóvenes que se encuentra en edad de ingresar a la educación superior, un análisis realizado sobre los retos de la educación superior en el siglo XXI, señala que la obligatoriedad de la educación básica, que actualmente incluye hasta la secundaria, incrementaría la proporción de jóvenes que iban a demandar estudios del nivel medio superior y superior en el corto plazo. El incremento en la matrícula conlleva desafíos para las instituciones educativas: a la imaginación y a la capacidad de innovación, porque las formas tradicionales de concebir la educación no son suficientes y también en el diseño de sistemas pedagógicos que hagan un uso más eficiente de los recursos, los tiempos, los modos y los espacios académicos (ANUIES, 2000). También se observa un cambio en la estructura por edades de la población, mismo que prevé un considerable crecimiento en la demanda de educación superior para la población tradicionalmente demandante (grupo de 18 a 24 años) hasta el 2013 (Hernández, 2005). Adicionalmente se tiene una población de mayor edad, generalmente trabajadora que demanda una educación superior o continua para dar respuesta a los requerimientos dinámicos de la sociedad o para mejorar su situación laboral. Sin duda alguna, la diversificación de la oferta y ampliación de la cobertura bajo distintas modalidades en las universidades es un reto y una realidad que las políticas públicas tienen que fortalecer.
La educación a distancia, específicamente en línea o virtual se ha visualizado como una solución a esta demanda creciente de educación superior, Silvio (1998) menciona que puede ser una esperanza o promesa si se conduce adecuadamente y con una visión clara de sus posibilidades y limitaciones. En las posibilidades menciona la reducción de costos operativos de los programas, mayor control del aprendizaje por parte del alumno, mayor interactividad entre educandos y entre educandos y educadores, aprendizaje individualizado al ritmo de cada estudiante, cambio del rol del profesor de transmisor a facilitador. En las limitaciones el autor menciona que se tienen desigualdades en el grado de incorporación a internet, apropiación de la informática y la telemática; desigualdades entre países, entre regiones y localidades de un mismo país, entre grupos y clases sociales dentro de un mismo país y entre organizaciones de diferentes sectores institucionales de la sociedad; resistencia al cambio por parte de grupos sociales que temen a la innovación por temor a un desplazamiento laboral y social y por parte de miembros de generaciones diferentes; costo aún relativamente elevado de la tecnología y el acceso a la conectividad telemática en países en vías de desarrollo; escaso poder adquisitivo de vastos sectores de la población para acceder a las nuevas tecnologías, especialmente de países en vías de desarrollo; complejidad de aprendizaje de la tecnología por parte de muchos sectores de la población.
Si se visualiza a la educación en línea como la solución para absorber la demanda creciente de educación superior, hay que considerar que no puede ser en el corto plazo, ya que se tienen que cumplir ciertas condiciones para que esto suceda, Silvio (1998) menciona que un factor muy importante y que influirá decisivamente es el surgimiento de una nueva generación de jóvenes que están creciendo en un mundo impregnado de tecnología y medios electrónicos, que muestran una gran facilidad y versatilidad para el aprendizaje de esa tecnología, mismos que van a exigir interactividad, dinamismo, un nuevo papel para el profesor, mayor pertinencia de los contenidos de educación en relación con su mundo real.
La educación a distancia tiene características particulares que es necesario considerar, Garrison y Shale (1987) mencionan tres de estas: a) la mayoría de la comunicación educativa entre profesor y alumno es no contigua, b) la comunicación es bidireccional entre profesor y estudiante(s) con el fin de facilitar y apoyar el proceso educativo y, c) utiliza la tecnología para mediar la necesaria comunicación bidireccional.
Nipper (1989), describe a la educación a distancia actual como de tercera generación, a la cual denomina también "educación virtual" o "educación en línea"; cuyas características son: a)utilización de tecnologías más sofisticadas e interacción directa entre el profesor del curso y sus alumnos; b) a través de la computadora conectada a una red telemática, el correo electrónico, los grupos de discusión y demás herramientas que ofrecen estas redes, el profesor interactúa personalmente con los alumnos para resolver inquietudes y orientar los procesos de aprendizaje.
Por su parte Holmberg, (2003) menciona que: a) la educación a distancia contempla la casi permanente separación del profesor y el alumno a lo largo del proceso de aprendizaje, b) la influencia de una organización educativa tanto en la planeación y preparación de los materiales de aprendizaje como en la provisión de servicios de apoyo a los estudiantes, c) uso de medios técnicos (texto, audio, vídeo o computadora) para unir al profesor y alumno y para llevar el contenido del curso, d) la provisión de comunicación bidireccional de manera que el estudiante se beneficie del diálogo o inclusive lo inicie y, e) la casi permanente ausencia del grupo de aprendizaje de tal forma que a las personas se les enseña de forma individual, aunque hay posibilidad de reuniones ocasionales con propósitos didácticos o de socialización.
Por las características que presenta, la educación a distancia continúa siendo una opción para crear planes y programas educativos flexibles, adaptados a las necesidades de formación profesional propias del nuevo milenio; pero corresponde a las universidades estudiar y entender completamente el sistema, así como sus implicaciones para dar una respuesta apropiada a los sectores sociales cada vez más diversificados y diseminados geográficamente.
En este proceso de construcción y de apertura de la educación nos enfrentamos a múltiples retos y problemáticas que tienen que ver con los espacios (reales-virtuales), los saberes tradicionales frente a las propuestas innovadoras, las resistencias, la falta de formación profesional de los docentes, la infraestructura tecnológica, el dilema entre formar e informar, el perfil adecuado de los estudiantes, la articulación entre la teoría y la práctica; y por último no se puede dejar de mencionar los mitos que acompañan a la educación a distancia en su caminar hacia el futuro. En este contexto, el propósito del trabajo fue el de explorar las preferencias, demandas y expectativas que tienen los alumnos acerca de los programas educativos a distancia.
En la investigación participaron 159 estudiantes de entre 17 y 19 años de edad, de ambos sexos (59 hombres y 100 mujeres), del sexto semestre turno matutino del Colegio de Bachilleres de Chiapas (COBACH), una Institución
Pública de Educación Media Superior, en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez del estado de Chiapas, México. La información se obtuvo a través de un cuestionario dividido en cuatro secciones:
1) perfil sociodemográfico, para conocer el contexto familiar y la situación económica prevaleciente en los estudiantes para continuar estudiando;
2) escala de importancia, donde los estudiantes expresaban la relevancia de contar con un plan y programa de estudio con determinadas características;
3) utilización de recursos de informática y;
4) expectativas de formación y empleo.
Se consideró a una población estudiantil con acceso a las nuevas tecnologías de la información y comunicación, ya sea de forma personal o proporcionada por la institución educativa, porque se consideró que tenían más información con respecto a la educación en línea. Los cuestionarios se aplicaron en los salones de clase de la institución, la participación de los estudiantes fue voluntaria y anónima.
La información se analizó a través del paquete estadístico SPSS, obteniendo estadísticas descriptivas como frecuencias y tablas de contingencia. Los resultados obtenidos se describen en los siguientes apartados.
Los alumnos encuestados son en su mayoría solteros y se dedican exclusivamente a estudiar, solo el 12.6% mencionó que se encontraba trabajando en el momento de la aplicación y el 1.9% que su estado civil era casado o se encontraba en unión libre. Aún existe una dependencia económica de los padres, el 93% vivía con ambos progenitores o con uno de ellos y el 95.5% depende del padre, la madre o ambos para estudiar.
La escolaridad de ambos progenitores es alta, si se compara con el promedio estatal1 de 6.07 años, 6.55 en hombres y 5.62 en mujeres. En el caso del padre, el 51.6% tiene estudios de licenciatura e incluso posteriores, 22.9% terminó el nivel medio superior, estudio como técnico postbachillerato o tienen licenciatura incompleta, 17.8% han cursado algún grado de estudios pero no alcanzan el bachillerato y el 4.5% no tiene ninguna instrucción. En el caso de las madres de estos jóvenes, el 40.5% tiene estudios de licenciatura o posteriores, 30.4% terminó el nivel medio superior, estudio como técnico postbachillerato o tienen licenciatura incompleta, 26.6% han cursado algún grado de estudios pero no alcanzan el bachillerato y el 1.3% no tiene ninguna instrucción2.
La Ingeniería Civil, sector educativo, contaduría pública, comercio, empleados federales, son algunas de las (principales) ocupaciones de los padres. Las madres se emplean como secretarias, profesoras, comerciantes, enfermeras, educadoras o se dedican a las actividades del hogar, entre otras. Su situación económica es estable, ya que el 85.6% los estudiantes consideran que el ingreso mensual de la persona(s) de quien dependen económicamente es suficiente e incluso excelente para seguir estudiando. Lo anterior se fortalece por el número de dependientes del jefe de familia, el cual oscila entre dos (35.8%) y tres (34.6%) personas principalmente.
Adicionalmente hay que mencionar que 90.1% de los estudiantes viven en una población urbana y solo el 1.9% habla alguna lengua indígena. Por las condiciones socioeconómicas descritas los alumnos tienen fácil acceso, ya sea de forma personal o a través del colegio, a los recursos tecnológicos actúales como es internet, teléfonos celulares, cámaras fotográficas digitales, copiadoras, escáner, entre otros.
Para elegir un plan o programa educativo, los estudiantes destacaron por orden de importancia las características que son mostradas en el cuadro 1. Es importante mencionar que características como el autoestudio y autoaprendizaje, apoyo de asesores por medios electrónicos, ajuste a los tiempos del estudiante, textos y materiales disponibles en plataformas virtuales y eliminación de las barreras físicas y geográficas, también fueron consideradas muy importantes, pero en una proporción menor a las descritas en el primer cuadro.
Destacan por su alto porcentaje las actividades que los alumnos consideran nada importantes como son: la disminución de la obligatoriedad de asistir a clases presenciales (17.0%), clases vía satelital (18.9%) y que se pueda estudiar sin asistir a clases presenciales (22.0%), lo que permite ver la proyección del estudiante dentro de un aula de estudio presencial si continua sus estudios.
Como ya se mencionó, las condiciones socioeconómicas de los estudiantes encuestados les brindan acceso a recursos tecnológicos e informáticos diversos, mismos que usan de forma generalizada. Los recursos informáticos que son utilizados con mayor frecuencia se presentan en el cuadro 2.
Otros recursos que también utilizan de forma frecuente son en orden de importancia: el DVD para ver películas, grabar en DVD o CD, dar formato a párrafos, enviar archivos adjuntos por correo electrónico y utilizar el procesador para escribir textos, pero en menor importancia que las descritas en el cuadro 2. Cabe mencionar que el 56.0% expresó que es "nada frecuente" que pidan ayuda o paguen para que le apoyen con las herramientas descritas y otras más que se indagaban en el cuestionario, como escanear documentos, hacer presentaciones con diapositivas o comprimir archivos.
Los datos obtenidos con relación a las expectativas de profesión y empleo de los estudiantes muestran que el 98.7% quiere continuar con sus estudios inmediatamente después de terminar el nivel medio superior. Sobresale la universidad pública como la mejor opción para continuar estudiando en el 79.9% de los encuestados ya sea por accesibilidad económica o por no tener otra opción.
Al interrogarles sobre si sabían que era una licenciatura a distancia, el 48.4% expresó que casi nada y 44.5 % dijo conocer poco (Gráfica 1). En general, sólo el 7.1% reportó tener suficiente conocimiento sobre la educación a distancia; al describir en qué consistía este sistema, indicaron que estaba relacionada con el uso de medios virtuales, internet y cámaras digitales.
El poco conocimiento que los estudiantes tienen sobre la educación a distancia también impacta en las expectativas de seguir estudiando bajo este sistema, del total encuestado el 78.2 % no la considera una opción para continuar sus estudios universitarios. Dentro de los motivos expresados para no elegirla se encuentran principalmente: que no es de su interés, consideran que no es lo mismo, se aprende menos y se quedarían con dudas.
Considerando sus condiciones económicas y familiares actuales, los estudiantes creen que tienen posibilidades de alcanzar elevados niveles de estudio, 31.0% grado de doctor, 29.0% maestría, 20.0% especialización y el 19.4% una licenciatura. Es importante mencionar que sí existen diferencias por sexo en las expectativas de estudio, principalmente a nivel de doctorado (ver Gráfica 2).
Dentro de las expectativas que señalan los alumnos se encuentra el mantener su condición socioeconómica actual para continuar dedicándose exclusivamente a sus estudios. Sin embargo, sus perspectivas para conseguir un empleo en el futuro son elevadas para el 77.6% de estos jóvenes. En un negocio propio le gustaría desarrollarse profesionalmente al 30.1%, en empresas privadas al 27.6% y en el sector público el 18.6%, entre otras opciones.
Estos resultados señalan, que por lo menos, para la población de estudio la oferta educativa en programas a distancia no es una opción que tengan contemplada para continuar con su formación profesional, consideran a las licenciaturas en la modalidad presencial como la mejor alternativa.
Si bien es cierto, que las nuevas tecnologías han invadido y transformado las prácticas diarias, los saberes, la forma de relacionarse y comunicarse, en la educación formal, no se han podido incorporar eficientemente, ya que se utilizan mas como pasatiempo que como una herramienta que permita fortalecer la enseñanza o el aprendizaje. En este sentido, es necesario implementar políticas educativas que incorporen progresivamente el uso de las nuevas tecnologías en la educación y no dar saltos que generan aversión a las mismas, desaprovechando con esto las ventajas que presentan.
Es indispensable realizar una difusión correcta de los sistemas a distancia, para concientizar sobre las ventajas y desventajas que presentan sobre los modelos presenciales, ya que continúa siendo una opción para acceder a la educación superior, principalmente para personas que no pueden asistir físicamente, por razones económicas, familiares, de salud, territoriales, de género, entre otras. El desconocimiento que existe sobre la modalidad a distancia limita a que los estudiantes seleccionen esta opción de formación profesional que ofrecen la mayoría de las características que demandan de un programa educativo.
Por todo lo anterior, existe la necesidad de profundizar la investigación en diferentes contextos, considerando condiciones laborales, de edad, situación geográfica, entre otros, para conocer la opinión de las personas que no han tenido oportunidad y posibilidad de acceder a estudios universitarios o que dejaron de estudiar por diversos factores.
1 Se refiere al grado promedio de escolaridad de la población de 15 años y más.
REFERENCIAS
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de Educación Superior (ANUIES),
http://www.anuies.mx/index1024.html [Consulta: enero 2011]
GARRISON, David R. and SHALE, Douglas G., (1987), "Mapping the boundaries of distance education: Problems in defining the field", The American Journal of Distance Education Vol. 1, No. 1, pp. 7-13.
HERNÁNDEZ PÉREZ, Victor. (2005). Perspectiva de la educación superior en México para el siglo XXI. Centro de estudios sociales y de opinión pública (CESOP), Cámara
de diputados. [Consulta: Febrero 2011]
http://www.diputados.gob.mx/cesop/doctos/PERSPECTIVA%20DE%20LA%20EDUCACION%20SUPERIOR%20EN%20MEIXCO%20PARA%20EL%20SIGLO.pdf
HOLMBERG, B., (2003), A theory of distance education based on empathy, in Michael G. Moore y William G. Anderson (eds.), Handbook of distance education, New Jersey, Lawrence Erlbaum Associates, Inc., Publishers.
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SILVIO, José (1998). "La virtualización de la educación superior: alcances, posibilidades y limitaciones". En Educación Superior y Sociedad, vol. 9 No. 1, pp. 27-50.