Las revistas científicas en América Latina y el Acceso Abierto (AA)

Ana María Cetto

Instituto de Física, UNAM, LATINDEX

ana@fisica.unam.mx

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http://dx.doi.org/10.31644/IMASD.7.2015.a01

El por qué del movimiento de Acceso Abierto (AA)

El movimiento Acceso Abierto (AA) conocido en inglés como Open Access, es un movimiento que se dio apenas hace poco más de 10 años, con la firma de la primera declaración en Budapest, seguida en 2003 por las de Bethesda y Berlín. El surgimiento de este movimiento en Europa y Norte América se debe fundamentalmente al incremento en el costo de las revistas de investigación, las cuales sufrieron el embate de las empresas "agregadoras de revistas" que comenzaron a sumar revistas y por ende, a adquirir el control y decidir sobre sus precios. Lo anterior llevó a que los académicos, investigadores y las bibliotecas de las universidades del primer mundo tuvieran problemas para adquirirlas, pues se multiplicaron exponencialmente los costos de las suscripciones.

Este cambio drástico fue el principal detonante del AA. Paradójicamente los académicos que protestaron primero ante tal situación fueron de Norteamérica, pues perdieron el acceso a las revistas o bien, se les pidió que eligieran entre unos títulos y que sacrificaran el resto. Esto llevó a que un número creciente de académicos se organizara en torno al problema e hiciera oír su voz.

Empero, el AA tuvo su génesis desde antes del descontento norteamericano y lo podemos encontrar en el trabajo de su pionero Paul Ginsparg (1995), quien creó el sistema arXiv en 1991. Asimismo se creó en Estados Unidos otro sistema de acceso abierto muy importante hoy en día llamado Medline, enfocado a la medicina. Su surgimiento se debe a que los National Institutes of Health (Institutos Nacionales de Salud) empezaron a publicar en libre acceso artículos de investigación, y revistas completas de investigación, para romper con el monopolio de las empresas comerciales que controlaban los precios. El sistema Medline dio lugar a PubMed, también de gran valor y que brinda el servicio de acceso a una gran cantidad de información científica arbitrada de manera libre y abierta.

Las revistas científicas en América Latina

En la actualidad América Latina cuenta con una gran producción editorial, específicamente de publicaciones periódicas. A este respecto se puede observar una división en tres categorías, por su naturaleza: de investigación, técnico-profesionales y de divulgación. En total son 18, 800 títulos (según el Directorio Latindex, que cuenta con la base de datos más exhaustiva en este ramo); sin embargo de esta gran cantidad de publicaciones hay varios miles que ya no están vigentes.

Esta Información sobre nuestras revistas se desconocía hace 20 años, no se sabía siquiera lo que se edita en cada uno de los países, y mucho menos sobre la calidad de sus contenidos. Más adelante ahondaré en el procedimiento de control de las publicaciones en Latinoamérica.

El problema de la inestabilidad de nuestras revistas se refleja en el hecho de que de las más de 18 mil, sólo 16,000 están vigentes. De éstas, 1,723 son editadas en México y 634 en Centroamérica. De las 634 que se editan en Centroamérica, en el catálogo Latindex donde están solamente aquellas revistas que cumplen con ciertos criterios de calidad editorial, sólo hay 151, una fracción baja. Esto significa que la gran mayoría de las revistas editadas en Centroamérica no reúnen un mínimo de criterios de calidad y eso las coloca en una situación muy débil al no cumplir con la periodicidad o no tener consejos editoriales establecidos e incluso no tener sistema de arbitraje de ningún tipo, lo que origina lo más preocupante de todo: que la calidad de sus contenidos es dudosa y viven en un círculo vicioso en el que no reciben materiales que valgan la pena, entonces nadie los lee, y en consecuencia nadie los apoya, pero siguen existiendo.

En México hay 750 títulos en el Catálogo Latindex, mismo que se usa como base por varios organismos, en particular el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT), para decidir cuáles son las revistas merecedoras de algún apoyo institucional adicional. Así, las revistas incluidas en el padrón del CONACyT son revistas que estuvieron en el catálogo Latindex previamente.

En este trabajo se presentan cifras de finales de 2014, tomadas directamente del sitio web de Latindex; es importante mencionar que estas cifras cambian prácticamente todos los días. Otro cambio que vale la pena mencionar es el debido al auge de la digitalización: actualmente se tienen 4,260 revistas digitales editadas en los 22 países que están en el sistema Latindex y hace 10 años, eran un par de docenas solamente.

Acerca del desconocimiento de nuestras propias revistas del que se habló antes, contrasta con la constante actividad editorial en nuestra región, sobre todo en el ámbito académico, lo que trae como consecuencia que si sabemos poco de las revistas, también las usemos poco. En respuesta a esta situación, han surgido varias iniciativas importantes que se pueden enmarcar dentro del movimiento de Acceso Abierto aunque son previas al establecimiento formal del AA. La primera fue la creación de Latindex en 1995, sistema iberoamericano de información sobre revistas creado ante la falta de información que había sobre ellas. Sólo se tenía una idea superficial y muy parcial de la actividad editorial en el mundo de las revistas. Actividad que, por cierto, debería ser conocida y valorada, como una tarea más que realizan los académicos. Esta falta de reconocimiento contribuye a profundizar la problemática de nuestras revistas que, como ya se dijo, son débiles debido a que la mayoría de las contribuciones, sobre todo en el área de investigación, son enviadas por los autores a revistas en el extranjero, dándoles con ello la espalda a nuestros propios medios de publicación.

Entonces como un recurso que nos permitiera entender un poco mejor este panorama de dicotomía, de divorcio entre las revistas de corriente principal editadas en el extranjero y este gran universo de revistas editadas en nuestro país, había que conocer primero qué es lo que se está editando y después introducir normas de calidad y apoyar a los editores para que mejoren sus productos; para eso se creó Latindex.

En este mismo tenor de normar las publicaciones y darles más visibilidad se creó posteriormente el sistema SciELO en Brasil. Este sistema, extendido ahora a varios países de la región, recibe las revistas en línea, en texto completo, y proporciona acceso a ellas en una plataforma común. Este procedimiento se ha vuelto más popular cada vez, hoy se tienen repositorios para consultar, no las revistas sueltas, sino colecciones completas de títulos, lo que le agrega un valor obviamente a lo que se publique.

De manera similar se creó Redalyc en 2003, como un sistema que ofrecía acceso a las revistas en línea, primero en Ciencias Sociales y Humanidades; hoy ha ampliado su cobertura desde el punto de vista de las disciplinas y también desde el punto de vista geográfico y de los servicios que ofrece. Un aspecto que quiero enfatizar es que las tres iniciativas (Latindex, SciElo y Redalyc) nacieron en la región, y no por emular o imitar iniciativas creadas en otros lados, ni por alguna directriz o instrucción proveniente de otras latitudes; son iniciativas estrictamente regionales, nacidas en América Latina, que incluso se han expandido de diversas formas y que se han querido tomar como ejemplos en otras latitudes, por el éxito que han alcanzado.

Las Revistas en Chiapas

En esta entidad se editan por lo menos 22 revistas, según el Directorio Latindex; en la tablas de la figuras 3 y 4 se presentan datos diversos, específicamente sobre la vigencia y las entidades editoras de estas revistas, basados en la información proporcionada por los propios editores o publicada en las revistas mismas. De estas 22 revistas sin embargo, solamente hay unas cuantas vigentes: Devenir, Eco-fronteras en línea, Espacio I+D Innovación más Desarrollo (revista puramente en línea), LiminaR, Quehacer científico en Chiapas, Revista Paktal, Revista Tecnología digital y Staobill.

Estadísticamente, por lo tanto, se muestra una gran inestabilidad editora: de 22 revistas solamente 8 están vigentes. Este problema no es privativo de Chiapas, pues aunque hay gente apasionada y dedicada a la edición de revistas, su labor no se valora en general y por lo tanto, no se le apoya ni se le toma en cuenta en la evaluación académica.

Un caso ejemplar de estabilidad en Chiapas, entre otras publicaciones, es el de la Revista LiminaR de la Universidad de Ciencias y Artes. Ésta aparece indizada en una gran cantidad de servicios, lo que no solamente da cuenta de la calidad de la revista, sino que también, naturalmente, ayuda a su presencia y a su prestigio, y hace que la gente que está pensando en enviar un artículo y busca un lugar para publicarlo, elija a esta revista, pues al estar indizada garantiza que el trabajo se va a dar a conocer y por ende se va a valorar más.

El significado del AA para nuestras revistas

De la cantidad de títulos que tenemos en línea en América Latina (4,260), el 95% son de acceso libre y gratuito, es decir no tenemos ninguna reserva para dar a conocer al público en general lo que publicamos, lo cual contrasta con el material que se publica en las revistas científicas en Estados Unidos y en Europa, que son revistas comerciales, normalmente de muy altos costos. Sin embargo ésta no es la tradición en Latinoamérica, donde casi todas son y han sido siempre de acceso libre. El problema, sin embargo, está en el acceso: ¿qué tan accesibles son realmente? Esta es una cuestión tanto técnica, como política y económica.

En la siguiente tabla se pueden observar las cifras de la distribución de revistas en Latinoamérica. Brasil es por mucho el país que tiene más revistas, hay países como Nicaragua, la República Dominicana o Paraguay, que como política tienen todas sus revistas en acceso libre y gratuito.

¿Por qué nos interesa el AA?

¿Por qué nos interesa o ha de interesar incorporarnos a este movimiento internacional de Acceso Abierto? Hay diversas razones: la primera es aprovechar los beneficios de un movimiento internacional, que significa que se adoptan políticas y acciones en pro de las revistas. En particular, por ejemplo, el CONACyT en México ha dictaminado que aquellas revistas que quieran ingresar al padrón y quieran ser apoyadas y reconocidas como las buenas revistas mexicanas, tienen que ser de acceso abierto, el material que publican tiene que estar accesible a todos.

¿Que otro beneficio puede haber? Que se insertan en el contexto internacional, a través de las plataformas de acceso abierto. ¿Cómo podemos insertarnos en este movimiento internacional, no dejando de lado lo que han sido hasta ahora nuestras características que representan ventajas comparativas? Porque las tiene la región, tenemos un idioma prácticamente en común, salvo el portugués. Tenemos también la tradición del acceso libre y gratuito y problemas comunes, que sugieren, invitan a que hagamos revistas que cumplan precisamente la función de comunicar resultados (nuestros y ajenos) de investigaciones sobre esa problemática que nos es común y que en muchos casos no es de interés para las revistas que se editan en otras latitudes.

Tenemos que mantener nuestros propios medios de comunicación, de publicación, de producción, no podemos quedar totalmente dependientes de lo que se publica y de lo que se decide publicar en otros lados. Tenemos también como ventaja comparativa el hecho de que se hayan creado sistemas y servicios de información en la región que son nuestros, que funcionan y están a nuestro alcance.

¿Qué retos enfrentan las revistas y los editores?

Ahora bien ¿cuáles son los retos que enfrentan nuestras revistas? En primer lugar la calidad de los contenidos, o sea, mientras no haya buena ciencia, no hay buenas revistas, entonces no tiene caso que se siga insistiendo en la calidad de las revistas si los contenidos no lo ameritan. Esa es una de nuestras limitantes, en la medida en que se refuerce la capacidad de investigación, de generación de conocimiento, en nuestras universidades que son a la vez las principales editoras de revistas académicas en nuestros países, en esa medida también nuestras revistas se fortalecen, o sea, es una condición en común.

Se requiere también de otras condiciones, por ejemplo, de políticas institucionales de apoyo a la ciencia en primer lugar, y en segundo lugar a la publicación científica. La falta de ellas se refleja en el hecho de que no se valora el esfuerzo involucrado, el trabajo que hacen los editores, los autores, los árbitros, es decir los actores que participan en la producción de revistas científicas.

Tenemos, como otro reto que enfrentar, la fuerza de las revistas predominantes del norte, que no sólo controlan el mercado sino muchas veces también las normas, pues definen en la práctica lo que es bueno en ciencia y lo que es una buena revista. Éste es un un reto que debemos enfrentar constructivamente tomando en cuenta la madurez adquirida, que nos permite participar en la definición de dichos criterios. No hacer nuestros los criterios definidos por otros, sino participar en la definición de los criterios internacionales, éso es lo que deberíamos estar haciendo, desde nuestras propias perspectivas, desde nuestra experiencia.

Un último reto se refiere al desconocimiento de lo que significa el Acceso Abierto, incluso en el seno de la propia comunidad científica. Se le tiene temor, hay una sensación de incertidumbre y esto se vio claramente en México durante el proceso de discusión de la iniciativa de legislación sobre acceso abierto a la información científica que se presentó en el año 2013 y culminó con la adopción de reformas a las leyes de educación y de ciencia y tecnología con artículos especialmente dedicados al acceso a la información científica.

En los respectivos foros de consulta, la resistencia a esta iniciativa y a la propuesta de legislación provenía de la propia comunidad académica, ¿por qué? Por todos los falsos dilemas que se han creado en torno al Acceso Abierto. Por ejemplo, se dice que pretende eliminar la revisión por expertos. Sin embargo, hay información basada en análisis serios, que hace ver que esta afirmación es falsa, es equívoca. Hay tanto rigor en las (buenas) revistas arbitradas en acceso abierto, como en las (buenas) revistas comerciales de corriente principal.

Un segundo argumento es que no es justo regalar nuestras investigaciones al extranjero. Al contrario, ahora las estamos regalando (para después tener que pagar por el acceso a ellas) y de lo que se trata es de hacerlas públicas.

Tercero, se dice que las revistas en acceso abierto ni tienen calidad ni son sostenibles económicamente. Sin embargo, así como hay revistas en acceso abierto que no tienen calidad y no son sostenibles, entre las revistas comerciales hay muchas que además de no estar en acceso abierto no tienen calidad ni son sostenibles. Se cree, además, que el acceso abierto tiene una presencia residual en la comunicación científica, pero esto ha dejado de ser cierto. Claro que en un principio eran contados los títulos, pero están creciendo en número de una manera notable. En la figura 9 vemos el desarrollo del acceso abierto que muestra cómo está cambiando la situación drásticamente, tanto en número de artículos (en azul) como en número de títulos de revistas (en rojo).

Por último, se dice que los científicos no están interesados ni motivados por el acceso abierto. Aquí hay una actitud muy interesante por parte de los científicos y no me refiero solamente en nuestro país, sino en general; se trata de una actitud dicotómica o de ambigüedad, podría hablarse incluso de una cierta esquizofrenia, porque cuando queremos leer un artículo y no podemos acceder a él, nos molestamos; queremos que esté en acceso abierto. Cuando se piensa en publicar, en cambio, hay todavía mucha gente que tiene reserva en hacerlo en una revista de acceso abierto, aunque sea de la misma calidad o del mismo nivel, y prefiere irse con las revistas de Elsevier, Springer, o ISI Thomson, que ni siquiera son propiamente compañías editoriales, son más bien agregadores, intermediarios comerciales.

En la figura 10 podemos ver el número de artículos en acceso abierto, y apreciar cómo este número varía por disciplina. Para comprender mejor esta gráfica recuérdese que se habla de ruta verde cuando los artículos son depositados en repositorios, que pueden ser por ejemplo el arXiv o también los repositorios en cada una de las disciplinas. La ruta llamada dorada, es la que beneficia a los agregadores comerciales, porque ellos están cambiando su modelo de publicación; ahora en vez de cobrar tanto por las suscripción a una determinada revista, lo que están haciendo es agregar la opción al cobro por la publicación del artículo. El pago lo debe hacer el autor o su institución, y no son precios bajos, puede llegar a costar 5 mil dólares publicar un artículo. Pienso que lo dorado viene del negocio que se hace: los artículos se ponen en acceso abierto, a cambio de lo que los autores han aportado en efectivo (además de todo el trabajo invertido en el artículo mismo). Frecuentemente, además, hay un período de embargo, digamos de 6 meses, al cabo del cual el artículo se pone en acceso abierto; pero el negocio ya se aseguró.

La guía dorada está creciendo también de manera importante por lo anteriormente dicho, porque las editoriales y los agregadores comerciales están revisando sus modelos económicos para subirse al carro del acceso abierto y beneficiarse de él, habida cuenta de la importancia creciente que tiene este movimiento.

Un par de pasos estratégicos hacia el acceso abierto

¿Qué es lo que puede hacer que cada vez más tengamos un acceso libre y abierto a las publicaciones de todas las revistas y no solamente de unas cuantas o no solamente de las revistas que se editan en América Latina? Lo que puede hacer que esto suceda, y afortunadamente ya está sucediendo en algunos países, es que haya políticas y mandatos específicos que den preferencia promuevan u obliguen a que sus autores y sus investigadores publiquen en algún repositorio institucional sus artículos.

Como podemos ver en la gráfica, estas políticas y mandatos tienen ya un efecto positivo en muchos paìses. En Estados Unidos el mandato emitido hace un par de años por la Oficina de Ciencia y Tecnología del Presidente tiene ya un impacto sobre la creación de repositorios institucionales en los que los autores deben depositar una copia de sus publicaciones. En otros países, hay mandatos a varios niveles: nacional, gubernamental, institucional, etcétera; esos mandatos son los que están haciendo que el movimiento de acceso abierto se extienda rápidamente.

Esto significa, en particular, que muchas universidades se han dispuesto a crear sus propios repositorios. La creación de repositorios se está incrementando también rápidamente; la gráfica de la figura 13 llega hasta mediados de 2011, pero la pendiente continúa. Justamente uno de los artículos de la nueva legislación en México, habla de la creación de un repositorio nacional, que estará a cargo del CONACyT. Lo ideal es que este repositorio nacional descanse en repositorios especializados por institución u organismo, disciplina o área de estudio, creados para ir cosechando y difundiendo las publicaciones de nuestros científicos.

Por ello considero importante que a nivel institucional tengamos presentes estos pasos estratégicos a seguir, y también que como autores pensemos en usar los repositorios para colocar nuestro material de manera que sea dado a conocer más ampliamente. Con esto, a la larga, esperamos que lo que han sido nuestras propias revistas - siempre en acceso libre, gratuito - y las revistas del norte - en un acceso cerrado, pero que buscan la forma de hacerlo abierto - nos acerquemos y formemos un sistema más orgánico, más coherente, más incluyente, y más accesible, de revistas no solamente para la investigación, sino también para la difusión de la ciencia y la cultura, y para el apoyo al trabajo profesional y la labor educativa.



Bibliografía

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Sitios web:

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