Orfeo contra Academo Por una victoria definitiva de la Lira sobre la Toga
Resumen
uentan los libros escolares cómo Platón fundó su academia en las inmediaciones de un jardín ateniense, propiedad del héroe mitológico Academo. De esa antigua institución es también célebre su inscripción de entrada, que prohibía el acceso a quienes no supieran geometría. Es archisabido, además, que su fundador concibió una república ideal donde no tendrían cabida los poetas. Estas leyendas de origen sobre esa particular escuela y su primer director iban ya trazando el perfil autoritario y segregacionista que es hoy estigma indeleble de sus herederas las universidades, en cuyo seno tampoco son admitidos quienes no sepan registrar su bibliografía en el sistema de citado en boga, carezcan de curriculum, de un marco teórico, una metodología, entre otras cartas credenciales que, para decirlo pronto, acrediten que el aspirante es un cadáver mental, o cuando menos, un desahuciado listo para adentrarse en un Hades ultrateórico del que ninguna inteligencia vuelve nunca a salir viva